Este mes de diciembre, a pesar de que la temporada ha terminado, nos está dejando sabrosas guindas. Si lo abríamos con las patochadas de Martin Whitmarsh [El líder], la última ha venido de la mano de la cadena inglesa ITV-F1, a través de su página web.
No es que me sorprenda (bueno, sí, un poco), pero es que ahora resulta que para los aficionados británicos, el mejor piloto de 2007 ha sido Fernando Alonso; el segundo, y a respetable distancia, Kimi Raikkonen; y sólo en tercer lugar de sus preferencias asoma la cabeza su compatriota Lewis Hamilton, con apenas un 17% de votos.
Como ha sido un año durillo y he tenido que meter candela a los ingleses sin pararme a hacer discriminaciones, conviene que haga público propósito de enmienda, porque a partir de este momento voy a tratar de separar a la prensa deportiva inglesa de los aficionados ingleses ya que al parecer, la primera ha preferido dar la espalda a la segunda, como a veces ocurre también en nuestro país, para qué vamos a negarlo.
Pero como es el caso de que muchos aficionados españoles, hispanohablantes, italianos y algún inglés, que también lo ha habido, han justificado sus ataques en algunos foros a Fernando Alonso, precisamente tomando como estandarte las fruslerías e idioteces que se decían de él en la prensa inglesa, tan seria ella, ahora que la afición de las islas ha puesto de relieve que no se siente representada por sus especialistas (quién mejor que ellos, digo yo, para saber quién les representa), convendría que recapacitáramos un poco sobre el papelón que han protagonizado tanto los periodistas británicos como los que les han venido bailando el agua, cuando los hechos de la temporada y la opinión de medio mundo (los italianos también prefieren a Fernando) les han dejado con el culo al aire.
Y es que las evidencias son las evidencias, y por mucho barullo que se haya montado alrededor de las magníficas prestaciones de Hamilton, el indudable calado moral de Dennis, su competencia para saber cómo llevar McLaren, etcétera, todo ha quedado en agua de borrajas en cuanto se ha descubierto el pastel (léase, en cuanto a McLaren y Hamilton les ha tocado demostrar algo donde hay que demostrar las cosas en Fórmula 1, sobre la pista), dando la razón a los que decíamos que machacar a Fernando no era una buena estrategia.
Pasando de puntillas sobre el lamentable asunto del espionaje y su triste cierre, desde Hungaroring se veía venir que la cosa iba a terminar bastante mal para todos. Dicho esto, la enorme calidad de nuestro compatriota sólo ha servido para poner en evidencia la incapacidad de quienes podían y tenía por tanto la obligación de hacerlo, para gestionar una situación que hasta ese preciso momento auguraba el retorno de McLaren al lugar que por méritos propios le pertenece.
No ha sido así, como todos sabemos, pero me alegro de que los ciudadanos de la Gran Bretaña con quienes comparto afición por las carreras de coches, se hayan tomado la molestia de acercarse a una página web para dejar claro que ellos, al menos, no son tontos.
Hoy me siento un poco menos solo.
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