sábado, 8 de octubre de 2016

La mala magia


Si la próxima prueba del calendario no fuera el G.P. de los U.S.A. y Haas no fuese una escudería norteamericana, sería ciertamente preocupante el sorpasso que han protagonizado los yankis sobre la mítica Williams en la calificación para el Gran Premio de Japón. Y si Pat Symonds no nos hubiese advertido durante la primavera pasada que el FW38 no daba para más, y, en julio, que el equipo dividía fuerzas para comenzar a trabajar en el proyecto del año que viene, sin duda, lo ocurrido hace un rato en Suzuka sería para llevarse las manos a la cabeza.

Pero por fortuna para los sufridos aficionados, además de ese auténtico deporte que sir Frank Williams acotaba entre las 2 y 4 de cada tarde de domingo, la Fórmula 1 es muchísimo más. 

Desde luego, también estrategia comercial, gestión de intereses y estimación de probabilidades, lo que nos pone en que hoy hemos asistido a la confluencia en Suzuka de dos curvas con inercias diferentes: por un lado, la de Grove, descendente, pues lleva tiempo tirando con lo puesto y aguantando lo que da de sí la unidad de potencia by Mercedes-Benz mientras estira su presupuesto para responder a dos proyectos simultáneos; y la de Haas, puntualmente ascendente, quién sabe si con un empujoncito de Ferrari en Japón (los VF-16 montan UP de la italiana), pero si no me fallan las cuentas, enfocada a conseguir algún patrocinador en su tierra aprovechando que en quince días nos plantamos en el COTA.

Dicho lo cual, como decía antes, yo no me llevaría las manos a la cabeza ni me rasgaría las vestiduras por la situación de Williams. Honestamente creo que están haciendo lo más inteligente. La salida de Toto Wolff del accionariado de la británica se está notando, la de Claire ya no es la niña bonita de Mercedes AMG y su equipo está haciendo lo que cualquiera con dos dedos de frente haría en su lugar: sobrevivir.

¿Queda feo? Pues sí y no, y me explico.

Competitivamente hablando, admito que produce una lástima tremenda ver a una escudería como Williams desgastándose sobre los circuitos y malgastando su nombre en cada prueba que pasa, pero la Fórmula 1 ha cambiado tanto que casi sería mejor llamar empresas a las escuadras, ya que el planteamiento empresarial es, actualmente, muy superior a cualquier otro considerando.

Ahora es imprescindible buscar viabilidad económica, gestionar los recursos y dar cuentas al consejo de administración. Lo que sucede sobre la pista es secundario, por sintetizar y para que nos entendamos, y si es menester aguantar, se aguanta aunque el corazoncito del seguidor de Williams se rompa en mil pedazos. 

La victoria ya no es una prioridad, lo interesante son los puntos, mejor dicho, el dinero que acarrean los puntos porque a la postre es lo que asegura buena parte del negocio. En este sentido, la de Grove ha hecho durante la primera parte de la temporada todo lo que estaba en su mano para asegurar la quinta plaza del Mundial. Va cómoda. McLaren sigue sufriendo y todavía está detrás, muy detrás. Force India, en cambio, está a tiro de piedra (3 puntos de ventaja), y si fuese posible hincar el diente a la de Silverstone, tanto mejor, sin duda.

Quedan cinco carreras con la de mañana y desgraciadamente, Williams seguirá dando más arena que cal. No tiene buena magia y no puede hacer milagros.

Os leo.

2 comentarios:

Aficionando dijo...

Ay mi Williams, qué mal va. Superada por Haas y por Force India... Se suponía que Mercedes iba a entregar este finde los nuevos motores a sus clientes. Quizás lo han aplazado hasta la próxima carrera. Ya, ni velocidad tienen. Lo de Force India da para una entrada. De ser un equipo leproso y medio embargado, a ser el cuarto. ¡El cuarto, repito!, detrás de los tres grandes.

pocascanas dijo...

Y a colación de lo que bien dices en esta nota, vemos el caso McLaren:
Justo cuando en Honda declaran estar listos para atender a un segundo equipo, y aunque sea el GP de casa para el motorista, justo justo ahí, el chasis no funciona...
Basta recordar a Dennis declarando que prefiere atención exclusiva. Negocios son negocios, y lo demás no importa.