viernes, 31 de octubre de 2025

Los días pares


Como llevo años advirtiendo en el blog, admito que soy bastante tolerante (huevón) con los incidentes que ocurren en los primeros compases de los Grandes Premios —obviamente, lo sucedido en la Sprint de Estados Unidos no iba a ser una excepción—, así que tampoco os hagáis mala sangre con lo que voy a decir.

A ver, por increíble que parezca y a pesar de pertenecer al campo de las Humanidades y escribir desde la comodidad de mi estudio en Gorliz, existe una base... digamos que científica, que ampara mi peculiar manera de tomarme estas cosas con alarmante filosofía: los vehículos actuales son enormes, en la arrancada y metros posteriores adquieren mucho empuje aunque los neumáticos no hayan alcanzado su rango óptimo de funcionamiento, además, pesan lo suyo y sufren momentos polares muy fuertes cuando los frenos quizás no estén todavía a la temperatura idónea, no sé, se me ocurren un montón de factores más a tener en cuenta en estos episodios en los que suele contar mucho la buena o mala suerte...

Dicho esto, y por muy tontos que nos pongamos, la curva número 1 del COTA es atractiva y exigente, pero supone una cabronada porque se ha bajado la velocidad para abordarla y se precisa salir de ella con tracción y en la dirección adecuada, ya que de ello dependerá cómo se toma el giro 2 y si se exprimirá o no la sección del 3 al 6, que es casi un calco de las Becketts Corner de Silverstone...

Dejémoslo en que es un sitio delicado, más en los primeros compases de la prueba. 

En fin, Eran cinco coches buscando la mejor trayectoria. Verstappen, Norris y Piastri navegando hacia el exterior, Alonso y Hulkenberg retrasados y por el interior, y en esto que el australiano vio hueco a la izquierda del monoplaza de su compañero, e imagino que se lanzó a por él como alternativa viable, aunque ajeno a que tenía a Nico literalmente encima.

Bien, el resultado lo conocemos de sobra: los dos McLaren fuera y Fernando haciendo de víctima colateral, y como guinda de pastel un lío monumental en redes sociales mientras se buscaba un culpable y se señalaba a Oscar poco menos que como si se hubiese vuelto loco o fuera idiota.

Resulta bastante obvio que es Piastri quien se equivoca y termina cerrando al alemán, pero tampoco me parece un asunto tan grave como para que se solicitase que lo colgaran por los pulgares de la verga del palo mayor. Los lances de carrera son siempre momentos exagerados —desde luego ayudó en nada que Zak Brown acusase a Hulkenberg de ser el causante del pifostio—, proclives a que quien más o quien menos acabe enseñando los costurones en el fragor del debate, y luego está la esencia misma del friki desnortado, que los días impares llama nenazas a los conductores F1 por no asumir riesgos, y los pares, les acusa de gilipollas por intentarlo. 

Era sábado 18 en Austin, y seguramente se debió a la coincidencia...

Os leo.

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