Una de las cosas que más me atraen de Lewis Hamilton es su capacidad para generar polémica sin mancharse las manos.
El de Stevenage es espectáculo puro, pero hay miedo a crucificarlo, tanto, que 48 horas después de su enésima salida de pata de banco, seguimos debatiendo sobre si la flor que tiene en salva sea la parte le venía de serie o por el contrario, es Charlie Whiting quien se empeña una y otra vez en mantenérsela bien colocada entre los dos cachetes del culo, por aquello de que sin el británico, este campeonato sería aún peor de lo que es, y eso a pesar de que sus carreras son de las que hace años no disfrutábamos.