lunes, 16 de mayo de 2016

Oda y alabanza del sano cabreo


Tenemos la tontuna tan instalada en el cuerpo que se nos olvida que enfadarse por algo suele significar por regla general, que había expectativas y que existe compromiso. 

No orinamos si supernanny no nos dice cómo y cuándo. Educar un hijo o meterse en la cocina, o en la cama con otra persona, supone un riesgo si no se cuenta con ayuda profesional. Encontrar trabajo sin asesoramiento: malo, malo... Y claro, acostumbrados a no mover un dedo sin la seguridad que da el permiso de la autoridad competente, nos entra pánico en cuanto percibimos a nuestro alrededor, que hay quien se siente con agallas para protestar y mostrar su cabreo en público.

No hablo de la queja por la queja, actitud infantil que haberla hayla, como las meigas. Hablo del cabreo adulto, sano, que se corresponde con una situación malparida o malhadada que origina que la parte cabreada se haya sentido insatisfecha o molesta por algo. Y esto tampoco significa que el cabreo otorgue la razón porque sí. Se puede no tenerla y estar sanamente cabreado, hasta ahí podíamos llegar.

Y el caso es que al parecer, ayer hubo razones sobradas en McLaren como para que Alonso se mostrase visiblemente chamuscado ante los micrófonos.

Woking firmaba en el Gran Premio de España una actuación para tirar a la basura. La entrada en Q3 obtenida el sábado no se correspondió con el pobre rendimiento mostrado el domingo. Button salvaba la cara del equipo obteniendo 2 puntos pero el coche del Nano volvía a las andadas. En líneas generales, creo que se puede coincidir en que no salió una a derechas. 

Pésima salida del asturiano y a saber qué razón tuvo la escudería para ordenarle mantenerse detrás de un Jenson que tampoco estuvo como para echar cohetes. Y luego el MP4/31 flaquea y dice basta... Fin de la historia.

Pero juntas las expectativas levantadas en calificación, la cagada en la arrancada, las órdenes del muro, que el compañero te moja la oreja y que el monoplaza se desinfla, y entiendes perfectamente que un tipo recio como Fernando ponga cara de malas pulgas ante los medios. 

El de Oviedo corría en casa, frente a su público. Intuyo que pretendía brindar al respetable algo más que una nueva mordida de polvo, pero como no es de ositos, se le notó que estaba cabreado con el curso que tomaron las cosas. Muy cabreado, absoluta y profundamente cabreado.

Quien no haya dado un puñetazo sobre la mesa o mostrado su descontento con el gesto, la mirada o alguna que otra jaculatoria, no sabe lo que se pierde. Te quedas como un bebé recién salido del baño o después de haber tomado teta. Y si lo haces sin permiso, a fe mía que no existe manjar más sabroso y delicado.

Luego se te pasa el calentón y a otra cosa, mariposa. Porque lo bueno de los cabreos sanos es que acaban pasando cuando entras en razón y asimilas que hay que seguir trabajando.

Comprendo que saltaran las alarmas al ver a Fernando cabreado, pero hacedme caso: se puede vivir sin ser política y estérilmente correctos.

Os leo.

8 comentarios:

  1. Es cierto, que sano y maduro y profesional es Alonso quejándose, un auténtico especialista.

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  2. Como de costumbre, Chema, o no has leído bien la entrada o estabas pensando en otro piloto.

    En fin ;)

    Jose

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  3. Hay cabreos que son entendibles. Alonso tiene suficiente callo en el culo para mostrar su disgusto. Le molestó especialmente tener distinto material para la carrera que su compañero, al que, por cierto, machacó en clasificación. Otra cosa son las quejas de acusica de Vettel. Ayer incluso en Movistar TV le pusieron a parir por chillar cada vez que alguien intenta adelantarle.

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  4. Estoy planeando robarles los huevos a las clarisas belgas, a ver si hay suerte y en Spa este año llueve. Y de paso, en el resto de circuitos. No se me ocurre mejor escenario para una carrera épica que Spa bajo su irregular y endemoniada lluvia -cae aquí, allá no- para poner un poco de emoción a este mundial sentenciado.
    A lo tonto, Kimi va segundo. A un mundo, eso sí, de Rosberg.

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  5. Y el premio a la vuelta rápida en carrera para el defenestrado Kvyat. Sé que no es mucho pero tras lo acontecido algo es.





    King Crimson

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  6. Me parece a mí que papá Verstappen va a hace que echemos de menos a papi Hamilton.

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  7. A mi me pareció la escenificación de una obra de teatro perfectamente estudiada, los dos primeros se anulan uno al otro, los que entonces deberian ser primeros no saben donde tienen la mano derecha, y a tu compañero lo usan como liebre para que el adversario pique y te siga.

    Se que es casualidad, como la publicidad del Cardenas, pero es que le salió todo redondo.

    Y cambiando de tema, tiene 18 años y no cometió un solo error, por mucho que P. de la Rosa explicara que lleva compitiendo desde los 12 años, este chico demostró una madurez inusual.

    A este no le temblará el pulso para ganar un mundial como siempre le ha temblado a la nenaza llorona, si llega a esa situación machacará desde la primera curva.

    Saludos

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  8. Y luego dicen que no esta motivao, si cualquier día coge una metralleta y hace una masacre del cagalse.

    Por cierto, la expresion es tirar cohetes, echar cohetes es otra cosa.

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