Si la decadencia de una sociedad se puede medir por la cantidad de personajes que ayudaron a levantarla y en la actualidad no podrían mover ni un dedo por ella, creo que estamos de enhorabuena, la nuestra va por buen camino: la cantidad de gente irrepetible que existe en todos los ámbitos, rebosa por los cuatro costados mientras la mediocridad campa a sus anchas.
De no haber fallecido con 54 años, hoy habría cumplido 88 uno de estos irrepetibles, un genio, Colin Chapman. Alguien sin cuyo concurso difícilmente entenderíamos la Fórmula 1 moderna, aunque sin embargo, no tendría cabida en ella.
La creatividad necesita espacio para desarrollarse y crecer, y lo cierto es que de un tiempo a esta parte —mucho tiempo, la verdad—, el espacio para que se instalen ideas nuevas en nuestro deporte ha ido menguando en sentido inversamente proporcional a como crecía la fábula de la excelencia. En este sentido, choca hasta resultar indigerible, que sean precisamente los herederos naturales de Chapman quienes más ahínco han puesto en que su figura no se vuelva a repetir.
Desconozco si existe un ingrediente de envidia o de miedo en todo esto, o si sencillamente se debe a la inercia, pero el hecho irrefutable es que las normativas técnicas que propone regularmente la FIA son cada vez más y más angostas, hasta el punto de que ni siquiera satisfacen a los ingenieros que las alumbraron y compiten bajo sus reglas.
Parece fácil de resolver: borrón y cuenta nueva. Pero nadie está dispuesto a dar el paso...
A estas horas se está mencionando el nombre de Colin Chapman en redes sociales, portales y blogs, ligado siempre a Lotus, a su importancia para la Fórmula 1, otras disciplinas y la fabricación de vehículos deportivos. Por supuesto a sus numerosos aportes e inventos, y obviamente, a sus duros enfrentamientos con la autoridad y algunos de sus rivales. Javier del Arco destacaba que quizá su mayor contribución fue entender antes que nadie, las enormes posibilidades que encerraba convertir un monoplaza en un objeto publicitario... En esto, el ingeniero y patrón británico también fue un visionario.
Pero vivimos una época donde reina la excelencia, o eso dicen, y nos conformamos con mirar hacia el pasado con añoranza mientras disfrutamos de efemérides como la que nos ofrece este 19 de mayo de 2016. Hoy, hace 88 años, venía al mundo un gigante irrepetible, una de esas personalidades que nos deberían hacer reflexionar sobre cuánto hemos perdido, sobre cuántas mentiras somos capaces de tragar, y desde luego, sobre por qué somos tan felices yendo cuesta abajo y sin frenos.
Os leo.
Leí por allí que alguien dijo de él (hace ya mucho tiempo) que "si Colin dedicara la mitad de sus energías a la fórmula 1 no habría otros ganadores". Podemos criticar a sus creaciones de débiles o inseguras, pero jamás de aburridas o conservadoras.
ResponderEliminarHoy los costos han escalado estrepitosamente; ya no veremos a ningún creador de un equipo llevando ruedas de aquí para allá por los pits, como atestiguan algunas fotografías de Frank Williams. Los costos actuales, si se diera rienda suelta a la imaginación, treparían mucho más (posiblemente; ignoro cuánta "pasta" estarían dispuestos a tirarse los ejecutivos de los equipos actuales). El modo que imaginaron para contener los costos sin sacrificar la seguridad es obviamente el mas aburrido.
Clay Regazzoni, en alguna entrevista, puso todo sobre la mesa con una frase "He ganado carreras con uno de los peores autos de la categoría, pero eran tiempos donde el mejor no le descontaba tres vueltas al peor".
Me encantaría que alguien encontrara una forma de lograr al mismo tiempo seguridad para los pilotos, variedad técnica (qué tiempos aquellos donde los autos tenían formas diferentes, y no solamente otro color, motores turbos y aspirados compartiendo la parrilla, y configuraciones V8, "flat twelve", y alguna otra), y paridad deportiva. Se convocaría a muchos mas equipos, entiendo yo.
Anónimo, es lo que intenta explicar Josetxu. Vivimos en una época de uniformidad en todos los sentidos, precisamente en un mundo que nos ofrec tantas alternativas, tantos caminos para ser distintos y creativos. Lo que se pretende es que todos seamos iguales: misma moda sobre nuestros cuerpos, que cambia cada año al chasquido de dedos de los creadores de opinión de turno, el mismo tipo de comida "global", las mismas tiendas en todos los sitios, el mismo ocio, el mismo buscador, las mismas redes sociales... Lo que nos demuestra la F1 actual es que no quieren más equipos,ni diseños distintos, no quieren otra creatividad diferente a la que su reglamento maxidirigido y encorsetado perfila, no quieren interpretaciones libres, ni competencia entre proveedores de neumáticos, ni equipos pequeños con un solo piloto. Quieren lo que tienen. Ni más ni menos. Lo demás, Colin,Murray, Barnard... esos los tenemos para siempre en la historia y en nuestro recuerdo.
ResponderEliminar¡Qué entrada tan guapa, Jose!