Cuando busco refugio espiritual pregunto dónde está el portal Le Raidillon sin número, no porque no sepa localizarlo con exactitud en mi mapa del mundo, más bien se debe a que me gusta escuchar a los amables parroquianos cómo y dónde lo tienen localizado ellos.
Coja usted la calle Hacer el Idiota desde la plaza Todo por el Aficionado y camine todo recto —me dijo una de estas almas generosas—. Después de cuatro o cinco manzanas, gire a la izquierda por un cantón umbrío que se llama Reducción de Costos y saldrá a la travesía Búsqueda del Espectáculo. Gire esta vez a la derecha y a unos cien metros encontrará la entrada a la calle Le Raidillon. A ese portal en concreto lo llaman ahora número 4, incluso aparece marcado como 5 en algunos callejeros, pero no tiene pérdida.
En todo caso, si no llega a la primera, no desespere, en el peor de los casos volvería a Hacer el Idiota y podría intentar lo que le he dicho, aunque es mejor que pregunte si ve que no llega con lo que le digo...
...
El viernes por la tarde sufrí un problema en mi unidad de potencia que aunque ya está resuelto, me ha impedido ejercitar como habría deseado mis dedos sobre el teclado. Se me acumulan las entradas que querría haber escrito y por algún lugar había que comenzar, me he dicho. Y qué mejor reset que mencionando la guerra perdida que mantiene la Fórmula 1 con el WEC (World Endurance Championship by FIA), que este sábado han roto los riñones a la primera, literalmente, a cuenta de las 6 Horas de Spa-Francorchamps.
Ni siquiera ha sido la primera prueba del calendario de Resistencia. El mes pasado se celebraron las 6 Horas de Silverstone. Tampoco han sido Le Mans, pero hace dos días, en los aledaños de Las Ardenas, se disputó una prueba de esas que crean afición al automovilismo deportivo.
Bien mirado, que el Marca o el AS en su versión en papel hayan hablado poco o nada durante este fin de semana sobre ella, no supone otra cosa que en un mundo globalizado como el nuestro, el espectáculo marca la pauta y no se pueden poner puertas al campo.
Ni siquiera ha importado que en la liga de fútbol se jugara si el Atleti de Madrid mantenía o perdía sus opciones de disputar al Barça y al Real Madrid el título BBVA, o que mi Athletic sólo pudiera rascar un empate con el canario Las Palmas... Esta mañana, en un pueblo de menos de 6.000 habitantes, he tenido que improvisar algunas respuestas acerca de ese otro mundo de cuatro ruedas en el que Roberto Merhi ha sido noticia sobre un Manor, al quedar tercero en la categoría LMP2 junto a sus compañeros de tripulación sobre el auto dorsal número 45.
Manor WEC y Manor F1 no son la misma escudería Manor, pero a la gente no le importa. Lo pasaron bien durante la retransmisión o en los resúmenes. No sé dónde, pero han detectado que allí, a la Resistencia me refiero, la competición es más pura que aquí, en Fórmula 1, y mira que lo veníamos avisando.
¿Sólo nueve pruebas? ¡Ya pagaba yo por tener una cada domingo...!
Le Raidillon y su encanto. Pie a tabla en Eau Rouge y a ciegas en el cambio de rasante que te mete de lleno en Kemmel sin que importe mucho o poco, que los que se están cargando nuestro deporte hayan decidido llamar por dígitos a cada curva del calendario, quién sabe si para que todas se acaben pareciendo a las que parió Hermann Tilke en el trazado de Abu Dhabi.
Os leo.
En todo caso, si no llega a la primera, no desespere, en el peor de los casos volvería a Hacer el Idiota y podría intentar lo que le he dicho, aunque es mejor que pregunte si ve que no llega con lo que le digo...
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El viernes por la tarde sufrí un problema en mi unidad de potencia que aunque ya está resuelto, me ha impedido ejercitar como habría deseado mis dedos sobre el teclado. Se me acumulan las entradas que querría haber escrito y por algún lugar había que comenzar, me he dicho. Y qué mejor reset que mencionando la guerra perdida que mantiene la Fórmula 1 con el WEC (World Endurance Championship by FIA), que este sábado han roto los riñones a la primera, literalmente, a cuenta de las 6 Horas de Spa-Francorchamps.
Ni siquiera ha sido la primera prueba del calendario de Resistencia. El mes pasado se celebraron las 6 Horas de Silverstone. Tampoco han sido Le Mans, pero hace dos días, en los aledaños de Las Ardenas, se disputó una prueba de esas que crean afición al automovilismo deportivo.
Bien mirado, que el Marca o el AS en su versión en papel hayan hablado poco o nada durante este fin de semana sobre ella, no supone otra cosa que en un mundo globalizado como el nuestro, el espectáculo marca la pauta y no se pueden poner puertas al campo.
Ni siquiera ha importado que en la liga de fútbol se jugara si el Atleti de Madrid mantenía o perdía sus opciones de disputar al Barça y al Real Madrid el título BBVA, o que mi Athletic sólo pudiera rascar un empate con el canario Las Palmas... Esta mañana, en un pueblo de menos de 6.000 habitantes, he tenido que improvisar algunas respuestas acerca de ese otro mundo de cuatro ruedas en el que Roberto Merhi ha sido noticia sobre un Manor, al quedar tercero en la categoría LMP2 junto a sus compañeros de tripulación sobre el auto dorsal número 45.
Manor WEC y Manor F1 no son la misma escudería Manor, pero a la gente no le importa. Lo pasaron bien durante la retransmisión o en los resúmenes. No sé dónde, pero han detectado que allí, a la Resistencia me refiero, la competición es más pura que aquí, en Fórmula 1, y mira que lo veníamos avisando.
¿Sólo nueve pruebas? ¡Ya pagaba yo por tener una cada domingo...!
Le Raidillon y su encanto. Pie a tabla en Eau Rouge y a ciegas en el cambio de rasante que te mete de lleno en Kemmel sin que importe mucho o poco, que los que se están cargando nuestro deporte hayan decidido llamar por dígitos a cada curva del calendario, quién sabe si para que todas se acaben pareciendo a las que parió Hermann Tilke en el trazado de Abu Dhabi.
Os leo.
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