Desembarco en Europa

Parece que fue ayer, pero no, sucedió un lejano 3 de agosto de 2007 y contando aquella primera entrada, ésta hace la número 2.800 en este blog. ¡Dios, cómo pasa el tiempo!

Pero hoy la cosa no pretendo que vaya de efemérides sino de que la Fórmula 1 llega a Europa para quedarse hasta comienzos de septiembre —siempre con el permiso de Canadá y Azerbaiyán, que están ahí como un par de amapolas entre trigales verdes, que cantaba Manolo Escobar—, lo que nos sitúa en que abandonamos la cultura circuitera Tilkeniana para meternos de lleno en eso que comúnmente denominanos nuestras raíces —tampoco conviene creérselo del todo, no vaya a ser que nos llevemos un susto si comparamos los actuales trazados con su diseño de hace tan sólo unos años—. 

Sea como fuere, sí podemos coincidir en líneas generales, así lo creo, que en tierras del viejo continente es donde mayor cantidad de evoluciones deberíamos ver gracias a que las localizaciones de los Grandes Premios quedan bastante cerca de los cuarteles generales de las escuderías. Eso asegura salsilla, no me digáis que no.

Al menos sobre el papel la asegura, decidme que sí. Otra cosa es la alegría desmedida que sazona portales y redes sociales en internet.

Desgraciadamente, el tema del dinero empieza a pasar factura precisamente por esta época, lo cual podría originar que los descartes empiecen a sonar en falsete a partir de Silverstone: Tal o cual equipo ya está metido en el diseño del coche de la temporada que viene. Tal o cual escudería no aguanta hasta noviembre como no la eche una mano Bernie. Tal o cual constructor tiene más agujeros en el bolsillo que un queso Emmental... Éste o aquél, van con lo puesto...

Por increíble que parezca, la Fórmula 1 se parece mucho a una economía familiar. Entre que la abuela o el abuelo cobran la pensión y llegan las nóminas, los últimos días de mes y los primeros del siguiente son jornadas orgiásticas en las que es posible encontrar chocolate del bueno en la nevera. A partir del 10 la cosa comienza a ponerse cautelosa y la tableta, si ha resistido, se consume de una en una onza o de media en media, no como a primeros, que iba de dos en dos o a fila completa.

El 15 toca frenar. El 26 queda lejos y el 29 o 30 todavía más, no queda chocolate, pero ¿qué tal un puré con lo que ha quedado y un wok con las sobras del domingo...?

En términos formuleros, el desembarco en Europa viene a ser como un 8 de marzo, cumpleaños de mi buen amigo Paco y día dedicado a la mujer trabajadora para que se olvide de los 364 restantes que quedan por delante, pero con las facturas de la luz y la calefacción llamando a la puerta. No es 10, pero casi. 

Sauber, por ejemplo, declina participar en las pruebas posteriores al Gran Premio de España, se presupone que por no poner a Felipe y a Marcus a cambiar ruedas además de ocuparse de sus respectivos volantes. No hay más, y contigo Tomás.

Vijay Mallya, otro ejemplo, sigue en busca y captura internacional mientras su equipo (Force India) continúa estirando como puede el coche de la campaña pasada. Toro Rosso está en tiempo de descuento: la unidad de potencia Ferrari que usa es la de 2015 y no se prevén actualizaciones más allá de julio. Manor y Haas, prácticamente habitan en la misma linde que la de Faenza...

Quedan seis escuderías y Renault no cuenta. La francesa no compite, participa —a ver si mañana encuentro un rato y hablo de esto—. Cinco: McLaren, Williams, Red Bull, Ferrari y Mercedes AMG. La primera de ellas sigue enfocada en 2017. Grove ha empezado mal y como es de sobra conocido, antes que invertir en aguantar suele preferir pasar página. Tres, y sólo puede quedar una, como en Los Inmortales, aunque sepamos perfectamente cuál es la agraciada en la tómbola del reglamento 2014.

El hombre propone, el Todopoderoso dispone y nuestro mundillo hace, en definitiva, lo que le sale de aquel sitio.

Deberíamos estar viviendo un ambiente prebélico de los de rilarse, siempre deportivamente hablando, pero tal y como están las cosas, uno, que ya está curtido en estas lides, entiende que con Mercedes AMG habiendo dejado de hablar en Sochi de Ferrari como amenaza y con ésta intentando encontrar la décima que perdió en la arena, como nos descuidemos, en vez de ver una auténtica pelea por lo que queda de este campeonato 2016, muy bien podemos asistir este verano en Europa, al comienzo de la pretemporada 2017 aunque con autos de esta sesión.

A lo peor las raíces que mencionaba al inicio consisten en aceptar que en vez de un raid épico, con cazas atacantes y naves defensoras que protegen a los bombarderos aliados, la fortuna nos tiene dispensado que sigamos disfrutando con una competición que dura tan sólo tres meses aunque el calendario nos diga que se prolonga de marzo a noviembre.

Os leo.