Sigue siendo los padres

Como buen trilero, Ross Brawn ha cogido el bastón de brujo y ya está pensando en mejorar la clasificación al sprint con más puntos y más puestos puntuables mientras sueña con un apretón de manos entre Lewis Hamilton y Max Verstappen, que selle la paz entre dos de los tipos más consentiditos de la parrilla.

Llegados a este punto de la película uno no sabe si lo de detrás son bailarines sujetando siluetas de gacelas, o la proteína de guepardos y leones en la sabana es la que mueve sombras chinescas con forma humana...

Pirelli ha vuelto a hacerlo y a mí que me expliquen cómo es posible que en un circuito como Silverstone, tradicionalmente exigente con las gomas, no, lo siguiente, se haya podido completar el Gran Premio de Gran Bretaña prácticamente visitando sólo una vez los garajes [La estrategia a una parada son los padres]. 

Sí, me sé lo de la bandera roja, lo del endurecimiento de la estructura de las ruedas traseras que ha facilitado el resurgimiento de Mercedes AMG cuan Ave Fenix, y lo otro de la elección de la gama más dura, a la sazón los compuestos C1, C2 y C3, pero como cuando el río suena suele llevar agua y anteayer hemos conocido que el doble chequeo en las paradas, previsto inicialmente para Hungría, se pospone sine die, me ha dado por pensar si no será que nos vamos a comer carreras con un sólo paso por boxes hasta hartarnos de aquí a Abu Dhabi.

Al parecer, Brackley tiene lo que quiere en cuanto a compuestos. La transferencia de calor y tal, pasar del graining al posible blistering, pero también: cuantas menos veces haya que parar menor será la ventaja que pueda rascar Red Bull [¡Es la guerra!].

Durante las 6 Horas de Monza [Monza es Monza] pudimos comprobar, otra vez, que en Resistencia las ruedas están para lo que están y dan espectáculo sin cantar como la Castafiore. Pero en nuestro querido deporte las gomas definen qué tal va el concierto. Una parada —más allá del cambio que facilitó el boinazo de Verstappen en el giro uno—, no es de recibo para un Gran Premio como el de Gran Bretaña, y de esto debería estar hablando Ross Brawn en vez de andar cantando el Hakuna Matata.

Os leo.