jueves, 22 de julio de 2021

Da gracias, Max

Da gracias, Max. No está al alcance de cualquiera parecerse a Alain Prost sin haber ganado un miserable título ni llegar a la suela de los zapatos a Le Professeur, menos si antes dijeron de ti que eras el Ayrton Senna de las nuevas edades, cuando no suponías una amenaza, claro; pero estos tiempos convulsos que vivimos dan para eso y para mucho más, incluso para que la historia se repita ad nauseam y la prensa británica, lejos de corregir los errores cometidos, insista en sacar sus viejos conejos de su apolillada chistera.

No falla, todas las víctimas de Lewis Hamilton han sido sus verdugos desde que él apareció en la Fórmula 1. Fernando Alonso, Felipe Massa —no el de 2008, no, el triste de 2011—, Nico Rosberg y ahora Max Verstappen, todos han cumplido el papel de villanos, de archienemigos, ayudando con ello a consagrar al astro británico como un ser especial que es odiado y envidiado por su color, por su pelo, por su caballerosidad al volante, por Roscoe, por lo que sea.

El programa de blanqueo del ídolo de masas sigue su curso, como en 2007, como a partir de Bélgica 2014. Los medios, lejos de buscar la neutralidad que se les arroga, en vez de dar espacio a la realidad siguen insistiendo en la teoría de que ambos tuvieron la culpa en Silverstone y Max fue más responsable que Lewis por no entender que quién circulaba a su lado era la nonagésima reencarnación del Diablo sobre Ruedas...
 
Pero estoy feliz por el resultado. El sistema sigue enseñando sus sucias enaguas, aunque el gentío con dos dedos de frente anda refrescando la memoria sobre el historial de Sir Pig¡gracias por el regalo, Jorge!—, empero, he ehado en falta el recuerdo de aquel cerrojado criminal que metió el interfecto a Fernando al final de recta en Indianápolis 2007. Muro o puerta, la ley de un tipo diamantinamente limpio que ha sido protegido por la FIA como decía Ayrton que Balestre protegía a Alain.

Y el chiquillo de Heineken que ahora es Prost... ¡Claro que sí, guapi!
 
Os leo.

1 comentario:

  1. Ni Prost conseguía tanto de Balestre como lo hace Jaimito ahora con sus dignos sucesores. Y no solo por méritos propios. Antes no se seguía el discurso como ahora.

    Si Senna protestaba, tenía seguidores y retractores pero la lucha estaba igualada. Uno más dotado para la estrategia en carrera y la política y el otro más dado a tener arranques de talento en pista de forma irregular y que resolvía los temas fuera de pista a base de cabreos.

    Ahora el elegido es el elegido y punto.

    Así que entre dos eras monótonas en la que sólo 2 pilotos tenían acceso al campeonato me quedo con aquella.

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