Cuando Sergio Marchionne trajo Alfa Romeo de vuelta a la parrilla resultaba complicado imaginar algo más que un segundo equipo a la sombra de Ferrari, pero se ha visto que ni siquiera sirve para este papel en un año complicado como ha sido 2020, por el coronavirus y por el pacto secreto de Maranello con la FIA que se llevó por delante un buen puñado de caballos de la unidad de potencia italiana.
Lo cierto es que se veía venir incluso sin tener en cuenta estos inconvenientes. La de Hinwil ha parecido siempre un poco dejada de la mano de Dios desde que apareció FCA (Fiat Chrysler Automobiles) y, seguramente, la triste desaparición de Marchionne en agosto de 2018 nos ha impedido saber del auténtico calado de sus planes para la ex-Sauber. En todo caso, que es a lo que vamos, a comienzos de febrero pasado resultaba sencillo imaginar cuál iba a ser el campo de batalla de la escudería suizo-italiana y su posición final: tercera por la cola [Alma Sauber en Alfa Romeo].
Mejor armada y más sólida que Haas y Williams, Alfa Romeo tenía entonces a tiro a Racing Point y bastante lejos a Alpha Tauri, al menos sobre el papel, pero la verónica de la de Stroll con el apaño de W10 pintandos de rosa y la extensión del diseño a 2021 la dejaban enfrentada a la de Tost en una batalla que no podía ganar porque la junior de Red Bull sí ejerce de segundo equipo, y con todos los sacramentos.
En mayo, ya conocido el atajo que había tomado la de Silverstone, resultaba palmaria la situación: «Alfa Romeo va a sudar la camiseta y Antonio y Kimi van a tener que trabajar duro para que Hinwil siga liderando la cola de la parrilla, ya que el despegue de Racing Point ha abierto una brecha bastante difícil de cerrar porque, mal que nos pese, Faenza está bastante lejos» [F1 Returns (Alfa Romeo)].
Así las cosas, mermada por los problemas de la unidad de potencia Ferrari, incluso en lo relativo a la implicación del calor en la eficacia de las suspensiones traseras, Hinwil se ha limitado en 2020 a pasar palabra y buscar tiempo y espacio hasta que llegasen los refuerzos. Supervivencia pura y dura, pero con un puntito agridulce que no se me quita de la boca.
Os leo.
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