Concluimos noviembre y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y como decía ayer noche, vamos a pasar un periodo de necesaria resaca, retomo hoy la serie [#McHonda] por ver si también la cerramos, que, la verdad, no queda mucho salvo despachar los últimos episodios de una historia a la que se había bombardeado desde todos los ángulos con la intención de que fracasara.
Con vuestro permiso copio los dos últimos párrafos de la entrada anterior porque en ellos se sustantiva el meollo de lo que viene en 2017:
«Es obvio que si suministrar a un equipo no es un beneficio para McLaren y Honda, entonces no lo queremos, no estamos contentos. Actualmente la primera prioridad es conseguir una victoria con McLaren-Honda...» [Si trabajar con otros no es bueno para McLaren, en Honda no queremos].
Y de regalo, otra frasecita de la misma entrevista que daría para preguntarnos a qué coño había estado jugando la prensa: «Sencillamente no tuvimos el tiempo suficiente. Comenzamos más tarde en comparación con Mercedes y Ferrari. Se rumorea que Mercedes empezó el desarrollo cuatro años antes del inicio de la temporada. Espero que no nos pasemos otros cuatro años, pero necesitamos un poco más de tiempo para ponernos al día.»
Dennis ha sido echado de McLaren, suena fuerte pero es así, y a falta de mejores argumentos dado que la oscuridad puebla los últimos meses de 2016 y primeros del que estamos tratando, en tanto en cuanto a la relación entre Woking y Sakura, se entiende, mi apreciación sobre el asunto es que entre ambos socios se instala una grave desconfianza que afectará al desarrollo de los acontecimientos.
La nueva cúpula directiva de la británica no sabe qué coño hace la japonesa y ésta responde cerrándose en banda todavía más, lo que dará lugar a unos escalofriantes entrenamientos de pretemporada. La unidad de potencia nipona no encaja bien en el chasis del MCL32 —McLaren ha abandonado la tradicional denominación MP4—, el coche vibra, y entre roturas, fallos y largos periodos de espera en garajes, la de Woking sale de Montmeló habiendo hecho apenas unos cientos de kilómetros y ante un abismo por descubrir.
La prensa no desaprovecha la ocasión. Parece evidente que «el problema» se debe a una monumental falta de comunicación y resultaría sumamente sencillo tirar del hilo para explorar qué ha pasado realmente con la salida de Ron Dennis, pero por la razón que sea se sacrifica el interés informativo en aras de seguir insistiendo en los estereotipos. La misma Honda que llegaba al Circo en 2015 con una enorme ventaja y por ello fue criminalmente tratada en su estreno por la FIA y los equipos, es ahora un despojo y los buitres entran a saco con ella: han olvidado hacer motores, son raros de cojones, no se dejan ayudar, son motivo de risa y escarnio constante, son demasiado especialitos y se van a llevar a McLaren por delante, etcétera, etcétera, etcétera...
Independientemente del tinte marcadamente xenófobo que tomaron algunas cosas, está claro que con dos coches no se llega a ninguna parte, ni siquiera con un proyecto de propulsor totalmente renovado. Sakura busca ayuda y la encuentra en la Sauber de Monisha Kaltenborn, con quien pacta colaboración y suministro en 2018, pero esta puerta se cierra con el abandono de la india de la estructura de Hinwil y la llegada de Frédéric Vasseur. Aunque, visto lo visto, en aquella historia había una invitada totalmente inesperada [Sauber rompió con Honda por miedo a McLaren].
No me extiendo. En Nürbu tratamos de contrarrestar la lluvia de piedras contra Honda y desenmascarar lo tendencioso del escenario que rodeaba aquello [Informe de daños], pero desgraciadamente fue como predicar en el desierto. Se podía explicar lo que sucedía sin tirar de eso que llaman conspiraciones, de hecho lo hicimos, pero ya era tarde, la desconfianza mutua entre Woking y Sakura no parecía tener arreglo y los expertos recomendaban cambiar a Renault, de forma que triunfaban los mismos medios que habían alentado la injusticia de 2015 y justificado las numerosas irregularidades que se cometieron ese año.
No había más que decir. En septiembre McLaren sella el divorcio con Honda y anuncia que llevará unidad de potencia francesa en 2018, prácticamente en el mismo instante en que Hasegawa da una entrevista en la que habla de la continuidad con la británica. Y es que en Fórmula 1, si no te equivocas, siempre habrá alguien que hará lo imposible porque sigas pareciendo un perfecto imbécil.
Atentos a esta frase pronunciada por Hasegawa mientras Zak Brown y Cyril Abiteboul se estrechaban las manos por el acuerdo para 2018: «Por supuesto, nosotros no especificamos los plazos pero no cejaremos en nuestro empeño de lograr un campeonato con McLaren. Nuestros objetivos ahora mismo son bastante realistas y queremos seguir puntuando y mejorando la fiabilidad para satisfacer tanto a McLaren como a sus pilotos» [Seguiremos con McLaren el año que viene].
A mí me sigue produciendo mucha ternura. Os leo.
Y de regalo, otra frasecita de la misma entrevista que daría para preguntarnos a qué coño había estado jugando la prensa: «Sencillamente no tuvimos el tiempo suficiente. Comenzamos más tarde en comparación con Mercedes y Ferrari. Se rumorea que Mercedes empezó el desarrollo cuatro años antes del inicio de la temporada. Espero que no nos pasemos otros cuatro años, pero necesitamos un poco más de tiempo para ponernos al día.»
Dennis ha sido echado de McLaren, suena fuerte pero es así, y a falta de mejores argumentos dado que la oscuridad puebla los últimos meses de 2016 y primeros del que estamos tratando, en tanto en cuanto a la relación entre Woking y Sakura, se entiende, mi apreciación sobre el asunto es que entre ambos socios se instala una grave desconfianza que afectará al desarrollo de los acontecimientos.
La nueva cúpula directiva de la británica no sabe qué coño hace la japonesa y ésta responde cerrándose en banda todavía más, lo que dará lugar a unos escalofriantes entrenamientos de pretemporada. La unidad de potencia nipona no encaja bien en el chasis del MCL32 —McLaren ha abandonado la tradicional denominación MP4—, el coche vibra, y entre roturas, fallos y largos periodos de espera en garajes, la de Woking sale de Montmeló habiendo hecho apenas unos cientos de kilómetros y ante un abismo por descubrir.
La prensa no desaprovecha la ocasión. Parece evidente que «el problema» se debe a una monumental falta de comunicación y resultaría sumamente sencillo tirar del hilo para explorar qué ha pasado realmente con la salida de Ron Dennis, pero por la razón que sea se sacrifica el interés informativo en aras de seguir insistiendo en los estereotipos. La misma Honda que llegaba al Circo en 2015 con una enorme ventaja y por ello fue criminalmente tratada en su estreno por la FIA y los equipos, es ahora un despojo y los buitres entran a saco con ella: han olvidado hacer motores, son raros de cojones, no se dejan ayudar, son motivo de risa y escarnio constante, son demasiado especialitos y se van a llevar a McLaren por delante, etcétera, etcétera, etcétera...
Independientemente del tinte marcadamente xenófobo que tomaron algunas cosas, está claro que con dos coches no se llega a ninguna parte, ni siquiera con un proyecto de propulsor totalmente renovado. Sakura busca ayuda y la encuentra en la Sauber de Monisha Kaltenborn, con quien pacta colaboración y suministro en 2018, pero esta puerta se cierra con el abandono de la india de la estructura de Hinwil y la llegada de Frédéric Vasseur. Aunque, visto lo visto, en aquella historia había una invitada totalmente inesperada [Sauber rompió con Honda por miedo a McLaren].
No me extiendo. En Nürbu tratamos de contrarrestar la lluvia de piedras contra Honda y desenmascarar lo tendencioso del escenario que rodeaba aquello [Informe de daños], pero desgraciadamente fue como predicar en el desierto. Se podía explicar lo que sucedía sin tirar de eso que llaman conspiraciones, de hecho lo hicimos, pero ya era tarde, la desconfianza mutua entre Woking y Sakura no parecía tener arreglo y los expertos recomendaban cambiar a Renault, de forma que triunfaban los mismos medios que habían alentado la injusticia de 2015 y justificado las numerosas irregularidades que se cometieron ese año.
No había más que decir. En septiembre McLaren sella el divorcio con Honda y anuncia que llevará unidad de potencia francesa en 2018, prácticamente en el mismo instante en que Hasegawa da una entrevista en la que habla de la continuidad con la británica. Y es que en Fórmula 1, si no te equivocas, siempre habrá alguien que hará lo imposible porque sigas pareciendo un perfecto imbécil.
Atentos a esta frase pronunciada por Hasegawa mientras Zak Brown y Cyril Abiteboul se estrechaban las manos por el acuerdo para 2018: «Por supuesto, nosotros no especificamos los plazos pero no cejaremos en nuestro empeño de lograr un campeonato con McLaren. Nuestros objetivos ahora mismo son bastante realistas y queremos seguir puntuando y mejorando la fiabilidad para satisfacer tanto a McLaren como a sus pilotos» [Seguiremos con McLaren el año que viene].
A mí me sigue produciendo mucha ternura. Os leo.
De haber iniciado con Redbull en 2016, ya estarían ganando carreras. McLaren cubrió sus vergüenzas usando a los japoneses de tapadera.
ResponderEliminarQuizás vuelvan a éxito con RB, o quizás alguien bajó su pulgar y Honda no vuelva a ganar aunque hagan el mejor motor de todos los tiempos.
ResponderEliminarPero Red Bull, otros que tal bailan. Se han fiado a una parcería técnica en la que tengan la voz cantante, como intentaron con Renault hasta que saltaron chispas, y hemos pasado por alto la patada en el trasero a Brendon Hartley, que como bien dijo Orroe, vino a lo que vino a Toro Rosso, y era a afinar el sistema híbrido cortesía de la experiencia atesorada en Resistencia (creo que fue con Porsche, si no me falla la memoria). Al final todo vale en tanto que aguanten los resultados, no valen esas batallas de ser el aspirante y demás, que sí caben en la resistencia, es lo que tiene.
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