jueves, 20 de marzo de 2008

El botijo amarillo


«¡Gracias por hacerme la cena! ¿Qué es?» Pregunta la esposa, sonriente con la bandeja en las manos. El marido, con delantal y cara de poco espabilado, contesta sin inmutarse: «De eso de lo verde a la plancha». El chiste es de Forges, y viene al pelo sobre lo que está sucediendo estos días a cuenta de lo malo que se ha demostrado el Renault R28 en Melbourne.

Pero antes de meterme en faena permitidme que puntualice un aspecto de este asunto que me está chocando bastante, y es que el que ha levantado la liebre es ni más ni menos que el mismo que dijo el año pasado que había aportado 6 décimas de segundo al MP4/22, siendo tachado, por demasiados, de cualquier cosa menos de guapo por afirmarlo. Así, sonroja bastante observar cómo los mismos que la temporada pasada se empecinaban en negar que las afirmaciones de Fernando Alonso tuviesen algo de cierto, se empecinen ahora en otorgarle crédito a machamartillo con lo de la poca calidad de su vehículo.

Lo uno o lo otro. Si el ovetense resulta ahora certero en su evaluación del R28, es de recibo reconocer que debió serlo en la que hizo en su día del MP4/22; y si es el caso, como me temo (no soy el único), convendría que alguno de nuestros expertos se bajara definitivamente del guindo en aras de salvaguardar el poco crédito que le queda, porque están aún calientes los abundantes artículos que han tratado de negar, estos meses pasados, que la mano del ovetense tuviera algo que ver en el abismo existente entre los rendimientos del R27 y el R28, mostrándose ciegos y sordos ante la evidencia de que parecida brecha existió entre el del MP4/21 y el del MP4/22 en el inicio de la temporada 2007.

Volviendo al hilo. Me gustaría quitar hierro al debate que se ha suscitado con lo malo que es el Renault de este año, porque me temo que se está perdiendo la siempre necesaria perspectiva.

Como dije en su momento [El kaiser], el retorno solapado de Michael Schumacher ha puesto de relieve que la solvencia técnica y mecánica de los actuales pilotos deja mucho que desear, y que de entre ellos sólo Alonso destaca por su contrastada experiencia y su sólida formación, lo que me lleva a afirmar que Fernando puede llamar cualquier cosa a su R28 porque sabe apreciar y valorar sus virtudes y carencias, y que de ello se deduce su habitual recelo a mostrarse contento con el coche que conduce, aunque sea un cohete (este año no parece el caso, evidentemente, pero el pasado, que sí lo parecía, recordemos que al ovetense sólo le gustaba el color de su monoplaza).

Es cierto que Alonso no se ha mostrado muy optimista con el R28 y ése es un dato que debemos tener presente, pero con cierta cautela y evitando siempre comparaciones idiotas, porque volviendo al chiste con que abría esta entrada, si un periodista preguntara a Fernando ¿qué es?, el asturiano contestaría: tortilla quemada, poco hecha o en su punto, quedando claro, siempre, que se trata de una tortilla; mientras que si el mismo periodista hiciera idéntica pregunta a un Hamilton o a un Raikkonnen, por poner sencillos ejemplos que están a muy mano, la respuesta previsible sería: «De eso de lo verde a la plancha».

Sí, el Nano no está contento con el botijo amarillo que le ha tocado conducir este año, pero a mi el trasto me sigue produciendo muy buenas vibraciones… Será que no soy un experto.

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