Si algo tiene de bueno Montecarlo es que como hagas una buena clasificación tienes más de tres cuartos del Gran Premio de Mónaco en el bolsillo... bueno, salvo que hablemos de Ferrari.
La sesión clasificatoria para la carrera monegasca tuvo su aquél. Charles Leclerc y Carlos Sáinz coparon las dos primeras plazas de la parrilla, y más o menos en noviembre nos enteramos de que Checo Pérez se había quedado con la tercera jugando sucio en Portier, lo que perjudicó las opciones de Max Verstappen, que se tuvo que consolar con la cuarta posición a 37 centésimas de su compañero.
Bueno, en realidad, esto que acabo de contar es por ponernos en situación, ya que, en términos netos, apenas tuvo relevancia para el desenlace de la carrera celebrada el 29 de mayo de 2022, pues Iñaki Rueda se iba a hacer la picha un lío, Mattia Binotto no supo pararlo cuando apretó el gatillo sin desenfundar el revólver, y, a la postre, lo que pintaba rosso al comienzo de la prueba se tornó un escenario apocalíptico para La Scuderia.
Pérez terminó primero, Verstappen fue tercero, Sáinz supo mantenerse segundo no sin ciertas complicaciones y una rebelión ante las órdenes del muro, que, a la postre, le supuso al español salvar el culo. Obviamente Leclerc no tuvo tanta suerte. Aceptó muete en vez de chuto, y de ser primero con un esperanzador horizonte por delante, cayó hasta la cuarta plaza y en ese puesto acabó viendo la ajedrezada.
Es cierto que una mala tarde la tiene cualquiera, pero como comentaba Edgardo en el programa de Cars a la Carta que grabamos junto a Steffi en agosto [dentro enlace], empezaban a ser demasiadas malas tardes en el contador de Maranello, y, ¡qué carajo!, comenzaba a ser palmaria la sensación de que las estrategias de Ferrari las firmaban en Milton Keynes, y eso que tan sólo llevábamos siete citas a cuestas.
Os leo.
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