lunes, 27 de septiembre de 2021

¡Grande, Álex!


Con vuestro permiso dejaré para estos próximos días la crónica sobre el Grand Prix of Long Beach, el remedo de relato sobre la prueba, o lo que coño hago contando como puedo las carreras de la IndyCar salga lo que salga, que sé que me lo agradecéis pero también soy consciente de mis numerosas limitaciones en este campo.

Tal es así la cosa (mis limitaciones), que llevo el mismo tiempo que Palou en la disciplina a tiempo completo, y a él le ha dado para sostener y besar la Astor Cup como vencedor absoluto de la Serie y a mí apenas para celebrar que un español de 24 años se haya coronado como el primer compatriota nuestro en vencer allí, sí, allí, donde corrían Fermín Vélez y Oriol Serviá, que seguro que os suenan. 
 
Y es que sí, hoy es día de celebración y el cuerpo pide jarana, aunque quizás no tanta como la que lleva horas colonizando redes sociales, que se ha convertido en un sinvivir entre quien grita ¡yo lo vi primero! porque se hizo una foto con él hace años y aquellos que, desde que lo vieron montado en un triciclo, sabían con meridiana certeza que el chaval nos iba a dar sabrosas alegrías...
 
Gracias al Altísimo Álex no nos necesita. Él dirá que sí, que nos ha sentido en cada curva o en cada situación comprometida, pero la realidad es que lo ha hecho solo y únicamente rodeado por su equipo. La soledad del héroe es algo que me fascina desde cuando yo era un chiquillo y nadie vio en mí un tocapelotas de libro, ni siquiera el Hermano Luis, fraile menesiano que me desahució en quinto de bachillerato para la literatura y el escribir.
 
Y sí, reitero, hoy es día para congratularse con la esencia de la vida, de manifestarse por las calles en tanga de leopardo briatoreano, porque uno de los nuestros ha conseguido lo que hasta ayer, ya noche en España, no había logrado nadie. Lo escribí no hace mucho [Palou, ¿quién?], lo importante ha sido siempre el camino, estar a su lado a duras y maduras, no saber quién le frió las primeras croquetas que probó cuando zagal. 
 
A nosotros no nos va a cambiar ni Dios. Hace no tanto llorábamos como alma en pena por lo (poco, o nada) que vendría después de Alonso, y hoy, 27 de septiembre de 2021, tenemos al asturiano habiendo acabado el Gran Premio de Rusia en sexta posición, a Carlos Sáinz en el tercer cajón del podio de Sochi, y a un barcelonés coronándose como gigante en la IndyCar.

Se rifan hostias, sin duda, pero no me digáis que no es momento para sacar pecho sobre lo que está dando nuestro país al automovilismo deportivo...

Os leo.

3 comentarios:

  1. Vi la carrera segun se desarrollaba. Aparte de la alegria de ver a un español coronarse campeon, no puede evitar sentir un regusto a como solia ser la formula 1. Adelantamientos naturales (sin DRS para entendernos) derrapadas, gruñidos mecanicos y las benditas manos de esos pilotos contando para algo. Guerreros, a diferencia de los maniquies de la F1 actual. Imperfecta, pero mucho mas atrayente que el truño que nos targamos semana si semana no. Gracias a Fernando por añadir un poco de epica y humanidad a esa F1 de robots.

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  2. Gracias por escribir sobre la Indy, no me canso de decirtelo, la verdad es que Alex ha pulverizado todas nuestras espectativas, con Chip Ganassi intuiamos que podia ganar alguna carrera pero no esto, es verdad que tuvo fortuna al inicio, creo recordar auqlle clasificacion en ovalo que no se disputo y se salia segun la clasificacion del campeonato qu elo lideraba nuestro paisano, pero luego en Indianapolis con su segundo puesto, ya vimos que no habia que tener miedo a los ovalos.

    Y ademas de buen piloto, muy humilde, me parece maravillosa su respuesta sobre si correria en la formula 1, solo si Chip Ganassi monta un equipo, esperemos una proxima temporada igual de competitiva (con titulo o sin el) y que tu nos lo cuentes en Nurburgring

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  3. La verdad que vamos a echar a Adrián. Era como Joan, te puede calar más o menos y allá cada uno. El mérito de ambos hay que reconocerlo.

    Adrián, en la sombra y sin asomar mucho la cabeza a apoyado a oersonajillos como un tal García, un tal Alonso, un tal Palau.

    Si hay un después de Alonso, Adrian tiene su parte de mérito. Que cada cual decida cuánto y le dé su homenaje particular.

    Por último,
    Maese Castellá estaría orgullosísimo de este logro del automovilismo español.

    Seguro que se pegan unas buenas charlas los dos...

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