Pena que la Fórmula 1 no sea de correr ahora en lluvia (Scheckter no se ha enterado), pero supondrá un precioso regalo para los aficionados un Gran Premio de Eifel con todos los sacramentos, incluyendo el agua.
De momento los pronósticos ofrecen bastantes dudas para el domingo aunque el líquido elemento y la niebla ya se han llevado por delante los entrenamientos del viernes. El caso es que a los pies del mítico Nordschleife, alzado sobre parte de la sección del antiguo Südschleife [El Südschleife (#Nürbu 05)], el Nürburgring actual es como el Hockenheim moderno: un juguete con nombre de demonio pero indicado para párvulos. Eso sí, sería hermoso, no me digáis que no, que pudiésemos disfrutar dentro de dos días de una buena carrera sobre mojado o ligeramente húmedo, incluso con esos portentos de neumáticos que ofrece Pirelli para situaciones comprometidas.
De momento la clasificación no corre peligro. Los libres 3 tampoco aunque es posible que sean visitados por la lluvia. La carrera está ahí ahí, en el alero, que dicen, pero las autoridades competentes deberían estar avisadas porque meter un Gran Premio en las faldas de los Eifel en pleno otoño supone mucho jugar a los dados. Ruego al Altísimo que todo esté controlado, aunque me gustaría ver a los monoplazas rodar en condiciones complicadas, en vez de que Maylander vuelva a salir desde posiciones de pole y nos arruine medio show.
Sé que es mucho pedir pero más se perdió en Cuba, ya me entendéis.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario