Ya comenté en su día que, caso de que ganara Hamilton, para considerarlo «legítimo» me importaba un pimiento el número de carreras que compusieran el Mundial 2020. Era una opinión, claro, y la mantengo a pesar de la estúpida deriva que han tomado el FOM y la FIA, es decir: Liberty Media y Jean Todt, ya que, básicamente, se están pasando todo por el forro de los pantalones con tal de sacar adelante un calendario postizo en aras ofrecer un verdadero espectáculo —poned a esto la voz de Marcos Mundstock, please.
Hay mucho de ópera bufa en lo que está sucediendo aunque resulta complicado que lo vean aquellos que no han cumplico el cuarto de siglo de edad. La Fórmula 1 tiene sus reglas y entra dentro de lo razonable que se modifiquen en situaciones de excepcionalidad, pero cuando lo excepcional se convierte en la norma y se muestran los santos cojones de barnizarlo de oficial a uno le entran muchas ganas de reír.
De momento sólo hemos pisado dos circuitos pero ya hemos celebrado tres carreras. En nada habremos visitado cinco y acumularemos siete pruebas, y como el asunto de repetir en el mismo sitio no era tan normal como parecía al comienzo de esta historia, para evitarse el trago nuestro deporte ha plagado septiembre de citas en parajes sacados del armario: Mugello, Imola, Portimao...
Nos va a seguir faltando un continente, pero tal y como van las cosas no es descartable que nuestras autoridades tiren de creatividad. De momento, la FIA ya ha advertido estar dispuesta a modificar el Reglamento si hiciese falta, que seguramente acabará siendo necesario, aunque para este viaje nunca hayan hecho falta alforjas ya que un calendario sin rellenos de paja nos habría sabido igualmente a gloria bendita. Todos entendemos lo que está significando la pandemia de coronavirus y podíamos habernos ahorrado que nos traten como a bobos. Pruebas puntuables y pruebas no puntuables, espectáculo a raudales, menos récords y también números menores, obviamente, pero un respetito a lo que significa el concepto Mundial de Fómula 1, más si cabe en tiempos difíciles.
Y sí, que la Federación lo bendiga como excepcional, por supuesto, que para eso está: para repartir bendiciones.
Sed infinitamente felices. Os leo.
Nos va a seguir faltando un continente, pero tal y como van las cosas no es descartable que nuestras autoridades tiren de creatividad. De momento, la FIA ya ha advertido estar dispuesta a modificar el Reglamento si hiciese falta, que seguramente acabará siendo necesario, aunque para este viaje nunca hayan hecho falta alforjas ya que un calendario sin rellenos de paja nos habría sabido igualmente a gloria bendita. Todos entendemos lo que está significando la pandemia de coronavirus y podíamos habernos ahorrado que nos traten como a bobos. Pruebas puntuables y pruebas no puntuables, espectáculo a raudales, menos récords y también números menores, obviamente, pero un respetito a lo que significa el concepto Mundial de Fómula 1, más si cabe en tiempos difíciles.
Y sí, que la Federación lo bendiga como excepcional, por supuesto, que para eso está: para repartir bendiciones.
Sed infinitamente felices. Os leo.
Esas balas de paja inútiles que antes estaban a la vista, ahora rellenan el moñeco. Enorme metáfora.
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