domingo, 12 de abril de 2020

Los equipos las prefieren duras


Incluso las cosas que no nos gustan tienen su razón de ser y puesto que llevo zurrando a Pirelli desde prácticamente 2011, hoy, Domingo de Resurrección, voy a bajar la guardia con ella ya que me siento feliz porque Antonio vuelve a casa aunque también estoy triste porque Bárbara nos dejó ayer, Stirling también nos ha abandonado y Alfre continúa luchando a vida o muerte en la planta de neumología de Txagorritxu...

En fin, contradicciones aparte, puesto que los españoles nos estamos defendiendo como un único organismo, voy a echar el ratito hablando de neumáticos, más que nada por apoyar desde el medio campo la estupenda labor que están haciendo en Twitter Timoteo Briet, Abel Caro y mi queridísimo Jero, que, en concreto, nos está regalando una serie de hilos para enmarcar y le está dando fuerte estos días a las suspensiones de los monoplazas.

Y bien, pasados aquellos tiempos en que Red Bull necesitaba casi en exclusiva gomas duras que facilitasen la magia de Adrian Newey en su saga RB7 a RB9 —Bridgestone había aportado lo suyo al ascenso a los cielos del RB6 de 2010—, hoy la magia se ha democratizado y extendido a toda la parrilla, y son habituales los rakes abiertos y las generosas distancias entre ejes porque la aerodinámica manda más que nunca.

Los coches han crecido en dimensiones [Camiones] y [Mil palabras] y esto requiere cierta estabilidad de comportamiento de las respectivas plataformas, siempre en orden de marcha, claro, lo que nos lleva a que las suspensiones se hayan vuelto más dulces con el transcurso de las temporadas, pero (si no hay un pero por ahí suelto nunca hay una buena historia), las ruedas forman parte del sistema de suspensión aunque muchas veces pasen desapercibidas [Olvidad que son sólo redondas y negras].


En aquel texto de febrero de 2015 comparaba los neumáticos con colchones para que nos entrara en la cabeza que no es lo mismo un viscolátex que uno de muelles...

Es broma, disculpadme. Lo importante de aquella entrada es que aprendimos a diferenciar la elasticidad de una rueda del desgaste de su banda de rodadura, de forma que entedimos (eso espero) que un neumático puede ser denominado blando incluso cuando su alma parece el blindaje de un M1 Abrams.

Sí, una rueda puede disponer de una estructura a prueba de bombas que facilite que los aficionados nos cisquemos en toda la parentela de Pirelli porque siempre vamos a una parada [La estrategia a una parada son los padres], independientemente de que sea blanda, media o dura.


Termino. Como decía antes y he repetido tantas veces, las gomas forman parte de la suspensión porque actúan como amortiguadores, y aquí la clave está en que los equipos prefieren disponer de un punto en el que confiar ciegamente mientras trastean en la parte visible de las supensiones con mayor comodidad y, de suyo, esto aclara por qué se rechazó la gama 2020 y nos quedamos con la usada en 2019: no había espacio ni dinero para explorar alternativas, mucho menos para entender el producto de la milanesa, pues se preveía para 2021 el inevitable paso a las llantas de 18 pulgadas.

Todo esto ha quedado en agua de borrajas, pero en síntesis, con neumáticos de carcasa menos elástica la vida se hace más fácil para las escuderías. No es un escenario fetén de la muerte pero es lo que tenemos y con lo que tendremos que convivir un par de añitos si finalmente arranca esta temporada.

Sed inteligentes, en casa ayudamos a más gente que si aplaudimos a las 8 de la tarde desde nuestros balcones y ventanas. Os leo.

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