Sin pretender relacionar fuera del recipiente, sí considero que la vida en Nürbu me habría ido mucho mejor si la respetable parroquia que no es de este sitio me leyera siempre con la voz y entonación de Marcos Mundstock...
Les Luthiers y esta bitácora llevan fundidos desde aquel lejano 3 de agosto de 2007 en que decidí suicidarme ante vosotros, y aunque a veces suelo recomendar que se ponga a este u otro texto la voz del gigante argentino que nació en Santa Fe de la Vera Cruz pero perfectamente lo podía haber hecho en mi Portugalete natal, el humor ha cambiado de manos sin que apenas nos hayamos dado cuenta y es hoy el día en que no lo reconoce ni la madre que lo parió.
Son cosas de los los millennials (ellos se lo pierden) y los tiempos y, a pesar de los pesares, lo entiendo y lo asumo como ley de vida porque para andar dando lecciones longevas y llenas de telarañas disponemos de legiones de gurúes que de puro tiesitos a la mínima se nos rompen. Marcos ha fallecido a la edad de cincuenta y veintitantos años de edad, pero su genio y humor no han desaparecido y recurriré a ellos cuando lo necesite, incluso para que leáis con su voz alguno de mis buceos técnicos. Éste, por ejemplo, cuyo tecnicismo es patente.
Si Johan Sebastian Mastropiero copiaba tan bien a Günther Frager que en un azar del destino llegó a apropiarse de la biografía de su mentor solapado haciéndola propia, no seré yo quien niegue que la vida es sueño y los sueños, sueños son. Se nos ha ido un maestro difícil de olvidar, porque Mundstock, como voz de Le Luthiers, era grande sin pretenderlo y el humor fue su reino. Pierdo una figura importante en mi consolidación como individuo, pero hace décadas que gané un amigo al que recurriré para encarar un mundo que cada vez se está haciendo más difícil de digerir.
Esto que acabáis de leer no solamente es verídico, sino que además es cierto... Analicemos la frase...
Ya estás con Daniel, viejo, reíros ambos a dos por los tantos que perdimos el avión. Os leo.
Él y Daniel... qué dúo
ResponderEliminarSe me pianta un lagrimón.
Les Luthiers o "cómo pasarse hora y media con media sonrisa salpicada con abundantes carcajadas".
ResponderEliminarNo fue lo mismo sin Miguel y ahora se nos fue el alma.
Humor inteligente es lo que recomendaríamos a los estirados. Ver la vida pasar y reirse un poco de ella. A ver si se enteran de que, en caso contrario, es la vida la que te pasa a ti por encima. ;P.
Parafraseando: "Si no ganamos, estamos perdidos..."
Un grande sin dudas. Aquel que me enseñó que "suicida" no es como muchos piensan el que mata a un suizo, si no el que se mata a "sui" mismo. Genio y referente absoluto del humor.
ResponderEliminarBuena suerte y buena mar, a nuestro querido Murena...