La Passione

Acabada la IndyCar Series, con la Fórmula 1 a falta de dos telediaros, nunca mejor dicho, y con el WEC encarrilado cómodamente, esperando lo que nos sirva Fernando con el Dakar, de aquí a finales de enero próximo se abre un bonito espacio en Nürbu para continuar la serie sobre las 24 Horas de Le Mans [#24LeMans].

Llevamos a cuestas 27 entradas más el prólogo y la referencia a 1936, y ni de casualidad voy a clavar la edición 1966 haciéndola coincidir con el estreno de la película sobre la gesta de Ford en La Sarthe. Lo dejamos en 1959 [Aston Martin DBR1/300, 1959 (#24LeMans 27)] y mañana o pasado comenzaremos a cubrir la etapa que consolidó a Ferrari como La Scuderia, el único equipo de la historia del automovilismo deportivo por el que merece la pena sufrir.

No os voy a dar la turrada sobre lo que supone la de Il Cavallino Rampante para quien está redactando estas líneas. La Targa Florio, la Mille Miglia, el Mundial de Resistencia, las 24 Horas de Le Mans, la Fórmula 1 desde 1950... Ferrari se explica por sí sola a pesar de sus dirigentes actuales y la ausencia de Enzo Ferrari.

Existe una fabulosa película cuyo título he tomado prestado para señalar este texto —por segunda o tercera vez, para qué vamos a engañarnos—. La dirigió John B. Hobbs y la produjo Chris Rea además de encargarse de su música. Vuelvo a elegir la pista Shirley Do You Own A Ferrari? de su banda sonora porque sintetiza todo eso que significa para los tifosi ser en espíritu y alma de Ferrari. Y, fundamentalmente, porque a pesar de lo que os estén contando en estos precisos instantes, Ford jamás se habría puesto las pilas en 1966 si no hubiera una leyenda a la que derrotar.

El motorsport se entiende mal sin la de Maranello, y en la medida de mis posibilidades trataré de explicaros por qué gritamos Forza! en las próximas visitas que hagamos a las 24 Horas de Le Mans.

Sea. Os leo.