Otro más

Total Competition: Lessons in Strategy from Formula One, así se titula el volumen, es un libro atípico y en cierto modo extraño dentro de la ortodoxia bibliográfica que acostumbramos a consumir los aficionados, y lo es porque en realidad supone la transcripción de una larga charla protagonizada por dos figuras de la Fórmula 1 que apenas necesitan presentaciones, y, fundamentalmente, porque surge de la necesidad que siente Parr por contrastar su concepción de la estrategia en nuestro deporte con la de un tipo bregado como Brawn... [Total Competition (Ross Brawn & Adam Parr)].

He iniciado esta entrada con el comienzo de la reseñada en el enlace, porque tanto Adam como Ross le han dado fuerte al tema de la estrategia en competición y ambos coinciden en su conversación, en que hay que labrar una buena sintonía entre piloto y muro para que cualquier estrategia funcione. Brawn, en concreto, ha puesto de relieve esta necesaria «mutua confianza» tanto en el libro como fuera de él, aludiendo, la mayoría de veces, a que Michael Schumacher nunca ponía en cuestión una instrucción porque el alemán se concentraba en conducir y dejaba que el equipo se ocupase de lo demás...

Y bien, ayer en Sochi, Sebastian Vettel ofreció la penúltima versión de que La Scuderia está por encima de todo siempre y cuando no esté por encima de él, que suele ser el mejor camino para estropearlo todo.

Sospecho que dolerá leerlo, pero la fabulosa arrancada del de Heppenheim consiste en que se ha pactado favorecer que supere a Hamilton y que éste toma velocidad bastante pachorro. A partir de ahí le podemos dar dos vueltas, tres o las que queramos. Ferrari ha conseguido su objetivo, aunque cuando quiere continuar su estrategia para el Gran Premio de Rusia se encuentra con que Vettel obliga a la italiana a improvisar. Undercut de Leclerc, supuesto fallo del MGU-K de vehículo número 5, posterior Safety Car, y enésimo doblete regalado para la de Brackley.

Así se contruye una superioridad incontestable y las que hagan falta. El jueves pasado lo mencionaba en mi artículo para TercerEquipo [¿Podemos creer?]: no se trata sólo de que Mercedes AMG parezca que juega en otra liga, es que no tiene rival, en el caso de la de Il Cavallino, porque lleva desde 2017 pegándose estúpidos tiros en el pie. 

Apaga y vámonos si todo consiste en sacrificar al segundo piloto para mayor gloria del primero, pero cuando le toca a éste resulta que se enreda, se lía o no remata. A Vettel le bastaba hacer este domingo pasado lo que le pedían por radio, lo que decía Brawn que hacía Schumacher: concentrarse en conducir y dejar que el muro hiciese su labor, pero el tetracampeón prefirió hacer la guerra por su cuenta y regalarle un resultado impensable a Mercedes AMG, que supo pescar en río revuelto como ha hecho otras tantas veces, simplemente porque funciona como un equipo y trabaja concentrada al máximo.

Os leo.