La realización del Gran Premio de Gran Bretaña de este año ha dejado bastante que desear, no obstante, imagino a poca gente saliendo con mal sabor de boca porque más allá de la cómoda victoria de Lewis Hamilton y la imposibilidad de Valtteri Bottas para torcer los designios de su escudería, se ha podido disfrutar de lo lindo con abundantes duelos al sol.
Puesto que no podemos quitar a Brackley de la ecuación ni hacer que Vettel despierte, hay que contentarse con los pulsos habidos en la parte trasera de la parrilla y, por supuesto, con esa visceral relación que han comenzado a mantener Charles Leclerc y Max Verstappen después de que el holandés se calzara el Gran Premio de Austria quizá forzando mucho las cosas con el monegasco.
Mal que quiera vengo un poco desde a tomar por el saco, y disculpadme la expresión, de forma que aunque quise tratar lo de Spielberg con mayor fruición, el mes de julio se me ha atravesado de mala manera y toca arrear con lo puesto.
Así que centrémonos en el asunto que llevamos entre manos, que no consiste en otra cosa que en remitirnos a lo visto en Silverstone y aceptar de una santa vez que ni ingenieros ni aerodinámica ni pollas en vinagre, el espectáculo lo siguen dando los pilotos, por muchos millones de dólares que se pongan sobre la mesa con tal de seguir sacando pecho con eso de que la Fórmula 1 es un club tan exclusivo que se autodefine como la máxima expresión del automovilismo deportivo y nadie se lo discute.
Al aficionado le gustan las refriegas en pista, los dimes y diretes sobre el asfalto. Las estrategias y el cuidado de los neumáticos están bien, sería oado negarlo, pero nada en el mundo como una buena pelea con los dos protagonistas concluyéndola sin balas y con sus revólveres echando humo.
Pido mucho, lo sé. No vamos a ninguna parte mientras nuestra actividad siga estando gobernada por sosos gestores en vez de por auténticos racers como los de antaño —el propio Bernie nos valdría, pero sólo en su etapa al frente de Brabham—. Por no quedar no nos queda ni la posibilidad de ver fabulosos bigotones entre la tropa, que diría Joserra, ahora que las modernas técnicas de repoblación capilar han demostrado su contrastada eficacia en la cabeza de nuestro vigente pentacampeón del mundo.
Os leo.
Y si ponemos a Bernie al mando de una Ferrari con Fernando y Lewis?
ResponderEliminarDe todas maneras, la victoria de Lewis fue gracias al safety. Y lo de Carlos, más.
Las luchas las quiero ver por la carrera y por el campeonato; no me conformo con la emoción de la segunda fila, que no está mal, pero aquí están ganando un piloto y una marca sin ningún tipo de resistencia. De hecho, durante la carrera nos olvidamos completamente de ellos; y siento decirlo, pero sacarles de la ecuación, como en Austria, reavivaría la competición. Todo por darle a un inglés más entorchados que cierto alemán tiene quitándole al enemigo de en medio. Desde 2007, aburrido es poco.
ResponderEliminarHay un tema del que se ha hablado muy poco, y siento ser pesado siempre con lo mismo pero a Verstappen le hicieron un "unsafe release" de libro gracias al cual supero a Leclerc. Uso el truco del almendruco de circular por la zona azul, con lo que los arbitros tuvieron una vez mas una disculpa para hacer la vista gorda.
ResponderEliminarResumiendo: amigo Leclerc, en la proxima carrera, no circules por el centro de tu carril como un parguela. Vete bien pegadito a la derecha, para que si alguien hace un unsafe release, sea tu coche el que le sancione de un castañazo. Tu tambien quedaras eliminado, pero por lo menos el arbitraje no te hara quedar como un tonto. Si ya mueren unos cuantos mecanicos, quizas las autoridades se conciencien de que permitir competir en la calle de boxes no es una buena idea, sea quien sea el protagonista.
Una solución factible, que deje contentos a accionistas, ingenieros, motoristas, organización y audiencias, sería obligar (imponer si fuese necesario, a lo Putin!) a que las escuderías lidien con dos gallos.
ResponderEliminarAbolir al piloto de segunda categoría. Que le ocurra a Hamilton, lo que hoy a Vettel. Que no puedan vivir más de rentas, ni extorsionar a sus jefes.
Entonces si un motorista domina por la inversión tecnología que realizó, que le aproveche. Se lo ha ganado. Pero que exista lucha fraticida, para bien del espectáculo.
Imaginad una arena donde tres parejas de gladiadores se estén dando leña todo el campeonato. Qué nos importa si Mercedes gana 10 años consecutivos, mientras Hamilton y Mr X se estén rompiendo los piños las 22 carreras?