jueves, 13 de junio de 2019

Newgarden en Texas


Salvando la prueba inicial del campeonato he ido reseñando todas las carreras posteriores de la NTT IndyCar Series y toca hablar del DXC Technology 600 celebrado este sábado pasado en el óvalo de Fort Worth, Texas.

Dicho lo cual, tampoco quiere que perdamos la perspectiva con este asunto por mucho que haya quien vaya pregonando por ahí que ahora le doy a la IndyCar. Como mencioné al principio de esta iniciativa, me la he tomado en plan novato total y asumiendo todas las gabelas correspondientes. Me voy acostumbrando a una disciplina que antes tocaba muy esporádicamente y sólo en los circuitos ovales, me familiarizo con las estrategias y los nombres de pilotos y teams, entiendo mejor que la experiencia, aquí, es un grado, y lo mejor de todo: disfrutando del campeonato en su conjunto comprendo mejor la actividad, algo que sin duda llevaré ganado para el año que viene.

Bien, disipadas las dudas sobre mis modestas pretensiones, tengo que confesar que como buen rookie me dormí durante el transcurso de la nona cita del calendario IndyCar. Tampoco fue grave, ya que después de haberme zampado algo más de cien giros, desperté justo para tomar café por un tubo y ver casi las cuarenta vueltas finales, que, como es sabido, suelen ser las que cuentan.

Y es que el Texas Motor Speedway es un óvalo, más corto que el de Indianápolis pero igualmente vertiginoso, en el que lo importante es mantenerse en la vuelta del líder para estar en buena posición durante el tramo final, que como es costumbre, se dirime con el cuchillo entre los dientes y a cara de perro.

Takuma Sato había obtenido la pole con Scott Dixon haciendo de segundo, y los primeros compases de la prueba se enfocan en estos dos protagonistas: el japonés abriendo hueco y el neozelandés intentando amargarle la fiesta. El primer relevo se prometía largo para todos, pero como decíamos más arriba, el de Texas es un trazado corto y ello conlleva que el tráfico iba a suponer un problema más pronto que tarde. Sato lidia con los doblados y poco a poco se va poniendo a tiro de Dixon con Hunter-Reay y Rossi a su cola pero distanciados. Y por fin entra a cambiar gomas y repostar en la vuelta 61, pero con tan mala fortuna que atropellaba a uno de sus mecánicos (el hombre salió magullado pero ileso) y se salía de la marca. El tiempo perdido iba a ser abultado, y, además, hubo que sumar la penalización por maniobra insegura (drive-through), con lo que Takuma decía adiós allí mismo a sus aspiraciones de victoria.

La cabeza la componen en esos instantes Ryan Hunter-Reay, Scott Dixon, James Hinchcliffe y Alexander Rossi. Simon Pagenaud y Josef Newgarden les siguen, y tras ellos, Colton Herta y Sébastién Bourdais. La gestión del tráfico se había convertido en una prioridad pero el piloto texano de Andretti Autosport sabe mantener su ventaja, eso sí, con un Dixon detrás que se ha convertido en su sombra y trece coches en su misma vuelta.

Esta parte me la perdí en brazos de Morfeo: Veach besa muro, controla pero termina quedando varado en mitad de la pista, dando lugar con ello al primer caution de la prueba.

En la relanzada Ryan Hunter-Reay sigue siendo primero con Dixon a cola y Rossi tercero después de haberse quitado de en medio a Herta, pero va a durar poco. El neozelandés sobrepasa al de Andretti y abre espacio mientras Rossi se desembaraza del de Dallas y se lanza en pos de Dixon, a quien finalmente arrebata el liderato para mantener a partir de ese instante un intenso mano a mano con intercambio de posiciones que acabará aprovechando Josef Newgarden tras la conclusión del relevo de los líderes y su cambio de neumáticos y llenado de combustible.

Me despierto con Newgarden en cabeza, distanciado. Dixon se cobra a Hunter-Reay y se pone segundo. Rossi se mantiene agazapado. Pero Hinchcliffe toca muro y cruza de lado a lado la pista. El nuevo caution está servido...

Faltan 22 vueltas de las 248 programadas y tan sólo ocho monoplazas están en la del líder. Dixon sale con todo en la resalida y a punto está de superar a Newgarden. Herta ha hecho lo propio y se desembaraza de Rossi para recortar distancia con el neozelandés, pero cuando intenta pasar a éste, Dixon fuerza la defensa, se tocan, y ambos se ven obligados a abandonar. A Alexander Rossi le ha venido Dios a ver. De cuarto pasa a ser segundo sin despeinarse aunque el coche de Colton por poco le da un disgusto, y con el regalo extra de tener calle abierta para pillar a Newgarden.

El duelo final es intensísimo. El californiano lo intenta por todos los medios mientras el de Tennessee tapa todas las gateras imaginables. Newgarden cruza la meta como vencedor, con Rossi ocupando la segunda plaza y Rahal en la tercera.

Nos vemos en Elkhart Lake. Os leo.

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