domingo, 26 de agosto de 2018

Spa no defrauda


Bueno, Spa-Francorchamps no defrauda siempre y cuando tengamos una bonita tangana al comienzo, porque como no nos visite la Virgen de los Desastres, a una parada no hay Dios que salve ningún Gran Premio de Bélgica en la era Pirelli. Bueno, ni el de Bélgica ni ninguno.

Y no, no me vengan ustedes con que esto siempre ha sido así porque no es lo mismo gestionar los propios recursos que la gestión te venga impuesta por normativa. Ni mucho menos, que pudiendo escoger el tipo de neumático más adecuado para las prestaciones de tu vehículo, te tengas que apañar —como decía Kekusracing en los comentarios a la entrada anterior—, con unas gomas supuestamente superblandas, que en uno de los circuitos más exigentes de nuestro Mundial le han permitido a Valtteri Bottas rodar durante casi dos tercios de la carrera.

El problema es gordo, y muy serio bajo mi humilde punto de vista, porque con ruedas de comportamiento muy similar —en el fondo son lo que son: todas duras aunque con matices—, no existe espacio para las estrategias alternativas, tan necesarias ellas para el espectáculo. En realidad, ni siquiera lo hay para intentarlo de un tirón de salida a meta, ya que el reglamento obliga a un paso por garajes [La estrategia a una parada son los padres].

Hemos hablado mucho sobre este mismo asunto, incluso mencionando que el pitstop de los cogieron no hace ninguna puñetera falta a la competición, ya que en sí, es un recurso narrativo impuesto por el FOM porque produce un pico en las audiencias...


Así las cosas, demos gracias a Dios (es un decir) de que Hulkenberg, pasándose de frenada, haya destrozado las aspiraciones de Alonso y Leclerc metros antes de La Source, porque en términos de show, bien cierto es que podemos irnos tranquilos a la cama rezando aquello de Spa no defrauda, aunque las prácticamente cuarenta y cuatro vueltas restantes nos hayan invitado a echar la siesta porque esto siempre ha sido así y hay que ser bobo para no verlo.

Os leo.

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