Por fortuna no he leído ni escuchado nada al respecto de que la noche en Le Mans está muy sobrevalorada, imagino que porque a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría.
En cuanto la oscuridad cae sobre La Sarthe, incluso engullendo algunos kilómetros de su recorrido, al piloto se le complican la cosas en su labor desde el habitáculo, fundamentalmente porque el ser humano es un animal diurno.
En cuanto la oscuridad cae sobre La Sarthe, incluso engullendo algunos kilómetros de su recorrido, al piloto se le complican la cosas en su labor desde el habitáculo, fundamentalmente porque el ser humano es un animal diurno.
Hay quien vale para esto y quien pasa el mal trago como buenamente puede, profesionalmente, que se dice —estos días se ha puesto de moda hablar de Mark Webber como ejemplo—; y lo cierto es que los equipos tienen en alta consideración este tipo de peculiaridades en sus conductores a la hora de confeccionar la estrategia global de la carrera y, por supuesto, el orden de intervención en los relevos nocturnos.
Cansa mucho ver en la oscuridad, aunque sea con la ayuda de los potentísimos focos que llevan los vehículos que compiten en las 24 Horas. El nivel de atención se incrementa y ello consume energía, lo que, a veces, lleva también a que haya más espacio para pequeñas distracciones y errores que a veces tienen consecuencias graves.
La noche en Le Mans es un periodo extraño, a la vez mágico y sumamente peligroso, y hay que mostrar mucho respeto por ella, siempre.
Como decía hace unas líneas, hay quien vale para circular de madrugada y quien sencillamente las pasará putas, lo que sin duda afectará a su rendimiento en pista. Los pilotos entrenan concienzudamente esta fase de la prueba francesa, es cierto, pero ello no les evita que hasta que llega la hora de la verdad y tocan asfalto y ruedan sobre un circuito que como decíamos antes , muestra baches, zonas más lisas que otras, curvas sin peralte suficiente, etcétera [Frenos y gomas #25TLM18 (06)], no saben cómo van a responder ellos ni qué trampas ocultas les tiene guardada la ratonera.
Quizás de noche todos los gatos son pardos, pero en Le Mans es imprescindible saber diferenciarlos.
Os leo.
La noche en Le Mans es un periodo extraño, a la vez mágico y sumamente peligroso, y hay que mostrar mucho respeto por ella, siempre.
Como decía hace unas líneas, hay quien vale para circular de madrugada y quien sencillamente las pasará putas, lo que sin duda afectará a su rendimiento en pista. Los pilotos entrenan concienzudamente esta fase de la prueba francesa, es cierto, pero ello no les evita que hasta que llega la hora de la verdad y tocan asfalto y ruedan sobre un circuito que como decíamos antes , muestra baches, zonas más lisas que otras, curvas sin peralte suficiente, etcétera [Frenos y gomas #25TLM18 (06)], no saben cómo van a responder ellos ni qué trampas ocultas les tiene guardada la ratonera.
Quizás de noche todos los gatos son pardos, pero en Le Mans es imprescindible saber diferenciarlos.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario