Ahorra, amigo conductor

Ha comenzado el WEC en un paraje mítico. Las 6 Horas de Spa-Francorchamps arrancaron ayer jueves con sus entrenamientos y vamos a tener temita para rato porque el súper campeonato termina en junio de 2019, lo que nos pone en que van a ser prácticamente once meses de un trallazo.

Así que mientras esperamos a ver cómo se desarrolla la jornada y qué nos deparan la primera y segunda sesiones de clasificación, vamos a echar el ratito hablando de la gran coincidencia entre la Resistencia y la Fórmula 1, que haberla hayla, como la meiga, pues desgraciadamente para esta última de un tiempo a esta parte, el enfoque de ambas disciplinas consiste en ganar carreras ahorrando combustible y gomas.

Sí, ya sé que en Fórmula 1 siempre se ha procurado ahorrar en estos dos frentes, pero no podemos olvidar que desde hace ya muchas temporadas los cambios de neumáticos son poco menos que un mero trámite en F1 y que el ahorro de caldo está suponiendo un problema que ha llevado a revisar su política restrictiva en aras de abrir el grifo a partir de 2019.

En fin, veníamos diciendo que en Resistencia este ahorro es fundamental porque donde realmente se sangra tiempo es en las paradas a término de un relevo (la cosa se complica cuando se deben a que hay que arreglar o sustituir algo, evidentemente), ya que en ellas se cambian las ruedas, se llenan los depósitos y se reemplazan los pilotos.

En este sentido, cabe recordar que en el WEC no existe un único proveedor de compuestos, sino que hay dos: Michelin y Dunlop, y que las ruedas son de llanta de 18 pulgadas (en F1 son de 13), lo que ayuda a mejorar el comportamiento del vehículo al bajar su centro de gravedad y a que el neumático responda mejor ante las exigencias de la pista, sobre todo en el paso por curva, que es donde sufre mayor estrés.

Hablando en cristiano, que se entiende mejor: son un producto bastante bien diseñado pero no indestructible. Sufren de pianos, de pinchazos, de pérdida de elasticidad (usura), graining, blistering, reventones, etcétera, y obviamente hay que cuidarlos para que cumplan su cometido y duren lo que se ha estimado.

Con el tema del combustible ocurre tres cuartos de lo mismo.

Spa-Francorchamps tiene 7.004 metros de cuerda que se recorrerán alrededor de unas 170 veces durante las 6 Horas que dura la prueba, prácticamente cuatro veces más distancia de la que se hace en el Gran Premio de Bélgica de F1 en el mismo trazado. Así que incluso en los híbridos es crucial gestionar bien el consumo llevando el coche fuera de tráfico el mayor tiempo posible y resolviendo cuanto antes la presencia de los inevitables doblados, que como decíamos el otro día acostumbran a vender cara su piel.

De forma que, retomando el hilo inicial, debemos recordar lo que hemos mencionado en otras ocasiones: la cosa en Resistencia pasa por llegar enteros a la meta superando todas las vicisitudes y contingencias que se pueden plantear en una carrera de este tipo, y desde luego yendo rápido pero también ahorrando, porque consiguiendo décima aquí y décima allá se puede alargar un relevo, lo que al final supone tiempo sobre el asfalto y mayor distancia recorrida.

Os leo.