Estamos de enhorabuena, El Circo abandona uno de esos países de Las Mil y Una Noches donde las autoridades deportivas pierden el culo porque las mujeres piloto compitan de tú a tú con los hombres y puedan vencerles en pista, y esta misma semana se dispone a tomar tierra en otro de características similares pero algo más lejano...
Aunque pueda parecer lo contrario, no es ninguna casualidad que la Fórmula 1 buscara cobijo en este tipo de paraísos de la igualdad y los derechos humanos a mediados de la década pasada. CVC Capital Partners ya estaba lista para invertir en nuestro deporte y para cobrar, obviamente, que las plusvalías del fondo cuando compró Liberty Media se tasaron en 452% de rendimiento neto durante su actividad en F1. Dinero llama a dinero, ya sabéis, y efectivamente huye de los problemas para echarse en brazos de cualquiera que no se los provoque.
El caso es que el cerco a las tabacaleras había comenzado a estrecharse desde 1996, lo que llevó a la Fórmula 1 a buscar lugares más laxos con la promoción del fumando espero de Sarita Montiel o la magnética virilidad del vaquero de Marlboro, mientras los aficionados nos tendríamos que ir habituando a convivir con otro tipo de anuncios en las carrocerías, los circuitos y los entornos de los Grandes Premios.
La Organización Mundial de la Salud había mostrado entonces su intención de reducir los efectos sobre la población de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, y su iniciativa iba a suponer un torpedo en la línea de flotación del tinglado de Bernie y los equipos. El Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio se posicionaron al lado de la OMS. Europa también. Y mientras la Comisión trabajaba sobre un criterio único que pretendía que viera la luz no más allá de 2005, alguno de sus estados miembros ya había comenzado a legislar por su cuenta —el Gran Premio de Bélgica de 2003 no se celebró precisamente por esta razón—. Además, Australia, Japón y Canadá, países con presencia en el Mundial, se iban a ir sumando a los convenios internacionales. Incluso Gran Bretaña acabaría tomando cartas en el asunto.
Aunque pueda parecer lo contrario, no es ninguna casualidad que la Fórmula 1 buscara cobijo en este tipo de paraísos de la igualdad y los derechos humanos a mediados de la década pasada. CVC Capital Partners ya estaba lista para invertir en nuestro deporte y para cobrar, obviamente, que las plusvalías del fondo cuando compró Liberty Media se tasaron en 452% de rendimiento neto durante su actividad en F1. Dinero llama a dinero, ya sabéis, y efectivamente huye de los problemas para echarse en brazos de cualquiera que no se los provoque.
El caso es que el cerco a las tabacaleras había comenzado a estrecharse desde 1996, lo que llevó a la Fórmula 1 a buscar lugares más laxos con la promoción del fumando espero de Sarita Montiel o la magnética virilidad del vaquero de Marlboro, mientras los aficionados nos tendríamos que ir habituando a convivir con otro tipo de anuncios en las carrocerías, los circuitos y los entornos de los Grandes Premios.
La Organización Mundial de la Salud había mostrado entonces su intención de reducir los efectos sobre la población de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, y su iniciativa iba a suponer un torpedo en la línea de flotación del tinglado de Bernie y los equipos. El Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio se posicionaron al lado de la OMS. Europa también. Y mientras la Comisión trabajaba sobre un criterio único que pretendía que viera la luz no más allá de 2005, alguno de sus estados miembros ya había comenzado a legislar por su cuenta —el Gran Premio de Bélgica de 2003 no se celebró precisamente por esta razón—. Además, Australia, Japón y Canadá, países con presencia en el Mundial, se iban a ir sumando a los convenios internacionales. Incluso Gran Bretaña acabaría tomando cartas en el asunto.
Así las cosas, en 2004 se incorporan Bahrein y China al calendario oficial y en 2005 lo hace Turquía. Y como decía más arriba, no es ninguna casualidad que estos dos últimos países estén señalados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre los cinco productores de tabaco más importantes del planeta; ni mucho menos, que a pesar de ser un emirato árabe de confesión islámica, el primero de ellos suponga una de las principales bases de almacenamiento y distribución de tabaco y derivados para el Golfo Pérsico y zonas limítrofes.
Estambul ya no está presente, pero así fue como llegamos y así es cómo seguimos yendo a estos lugares de los que usted me habla donde el catecismo de los Mundos de Yupi queda suspendido en el tiempo y el espacio. En estos lugares da lo mismo que las gradas se queden vacías por falta de alicientes en pista o se rellenen de gente con turbante o soldados, o colegios. Tampoco importa mucho el modelo de gestión de los circuitos o si las entradas son baratas o caras, incluso si allí existe diferencia entre buenos y malos aficionados al motorsport, como aquí. Los promotores pagan puntualmente y muestran intención de seguir haciéndolo, y desgraciadamente eso es lo único que interesa.
Muy buenos días. Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario