Estoy visionando la serie Grand Prix Driver (Amazon) y aunque aún no la he terminado, me falta el capítulo 4, la sensación que me está produciendo es que resulta una innecesaria falta de respeto de Woking hacia quien ha sido su socio desde 2015.
Todavía recuerdo la que se montó contra el asturiano en la prensa británica y aledaños patrios cuando Fernando tuvo la ocurrencia de quejarse por radio del motor Honda ¡nada menos que en Suzuka!
Estaba a los mandos del cotarro entonces quien es, quizás, el máximo responsable del naufragio, Ron Dennis, una figura crucial de la que podría jurar que no he oído apenas nada en los tres capítulos que me he metido entre pecho y espalda [Si trabajar con otros no es bueno para McLaren, en Honda no queremos]. Todo es 2017, todo son los problemas sufridos durante 2017, las sorpresas de 2017. El tiempo se congela en 2017 y no parece haber ni ganas de hacer autocrítica ni moviola que lo eche para atrás, siquiera para comprender mínimamente por qué 2017 ha sido tan especialito... tal vez por esto me parece un ejercicio de reivindicación que, por el papel que juegan en él los japoneses, sobra.
En todo caso es una opinión y como tal me gustaría que la tomárais. Me falta el capítulo 4, como mencionaba antes, y cuando termine hablaré de que efectivamente era podenco el chasis del MCl32, como imaginábamos, pues sin una unidad de potencia solvente su chasis no era capaz de hacer milagros, cosa a la que por cierto, también apuntaba hace relativamente poco Tim Goss en unas declaraciones.
Sea como fuere, hoy intentaba hablar de Toro Rosso y su nueva aventura en 2018, aunque se ve que me estoy haciendo viejo porque los preliminares a las entradas me quedan cada vez más largos.
Obviamente, también pretendía charlar sobre Honda...
Me importa poco que los que vieron por parte del piloto español en septiembre de 2015 un ataque tan gratuito como sangrante a la nipona, y se rasgaban las vestiduras y clamaban venganza al cielo como si allí mismo se acabase el mundo, anden jaleando en estos momentos el documental levantado a mayor gloria de Zak Brown —de momento, me parece que sólo consiste en eso—, como si no supiésemos lo duro que es trabajar en Fórmula 1 o no fuésemos capaces de imaginar el tamaño de los sapos que tienen que tragar los equipos cuando las cosas vienen mal dadas.
Me interesa más la Honda dolida que va a tratar de reivindicarse en pista con Toro Rosso durante 2018, y por supuesto, la posibilidad de que Fernando ofenda en Francia a los franceses profiriendo por radio en el Paul Ricard: «GP2 Engine! Arghhhh!»
Yo ya he tomado posiciones, bien lo sabe Ernesto. Me conformo con dos victorias de Faenza y que el resto caigan del lado de Woking. Eso y que durante la temporada alguien consiga sacarle unas palabritas a Ron, aunque sea con sacacorchos.
Os leo.
Para mi lo mas interesante de la serie es ver la relación tan fría entre woking y los ingenieros japoneses. Literal y figuradamente, hablan idiomas distintos. Aquello de una misma filosofía que nos intentaban vender... Todo milongas. Por lo demás no deja de ser una felacion a Brown
ResponderEliminarLa tristeza de todo este asunto consiste en que al final, pueda ser que el villano sea quien se quede con la chica.
ResponderEliminarHonda se igualará al resto tarde o temprano, por convergencia o cambio de reglamento.
Para entonces querrá ser Renault proveedor del éxito de otros? Allí veremos a RedBull dueña de un impulsor apto para ganar campeonatos, y sin haber pagado ni un plato roto.
Hombre, no estoy de acuerdo. El daño hecho a McLaren y a Fernando Alonso es merecedor de eso y mas. De hecho, si algo deja claro la serie, es que EN FEBRERO vieron que la UP era autentica basura (épico que la trajeran con los anclajes mal hechos, o que no pudieran arrancarla eléctrónicamente). Dan una vuelta, el motor se queda sin aceite en las curvas 4-5 y deciden volver y cambio de motor, ese momento fué, sin saberlo entonces, un resumen de lo que nos esperaba en 2017.
ResponderEliminarEn McLaren trabaja mucha gente, y es gente capaz y muy profesional, creo que merecen un respeto y Honda sólo les ha respetado con el cheque, pero no por implicación. Los momentos de los ingenieros de Woking ARRANCANDOLES las palabras a los de Sakura son dignos de estudio. El chasis del MCL32 intuímos que era bueno, pero nunca lo sabremos porque jamás se le puso al límite total porque, simplemente, no podian apretar el pedal por que aquello vibraba como una maraca. Que Stoffel diga que, EN RECTA, al subir de marchas, el coche se movia, hace entender lo jodido que debia ser salir de una curva y, con el volante aun girado, engranar marchas hacia arriba.
Para mi, no sólo no sobra, si no que falta más: un capítulo entero de los test de Barcelona, pormenorizando cada error, cada fallo, cada mirada al infinito con cara de "no se que pasa aquí" de los de Sakura, para evidenciar lo que fué el 2017. No se puede manchar la F1 como lo ha hecho Honda desde 2015 a 2017 (de momento).
En otro orden de cosas, lo que extraes del documental es lo mucho que se admira a Fernando, para ellos es, literalmente, Dios. Que lo pongan al nivel de Lewis, inglés y tetracampeón, te viene a dar una idea de lo que es Fernando.