Revisitando «Fernando is faster than you!»

Ya tenemos despejadas dos de las tres incógnitas que nos han quitado el sueño las últimas semanas: Twitter falla más que una escopeta de feria y McLaren será propulsada por Renault a partir del año que viene. Queda saber qué volante usará Fernando Alonso en 2018 y de cuántas toneladas de aspirinas precisaremos para sanar los dolores de cabeza que sufriremos hasta que lo sepamos. Peccata minuta, que decía aquél.

Por suerte esto es Nürbu y tenemos parte de los deberes hechos. Sabemos, por ejemplo, que el periodo de convergencia que se abre la próxima temporada (3 décimas de distancia máxima en rendimiento de propulsores, entre fábricas o incluso entre suministrador y cliente), facilita la posibilidad de hacer combos con riesgo calibrado, al estilo del que acaba de hacer McLaren, y también, que un piloto con ganas de ganar pueda hacer un doble mortal de una campaña para otra sin romperse la crisma. 

También conocemos que cambiar de unidad de potencia no resulta tan sencillo como desarmar un armario de Ikea con la intención de montarlo en otra habitación, y que el Talón de Aquiles de La Régie no es su contrastada capacidad técnica, sino el cicatero de su presidente: don Carlos Ghosn... A cambio —no todo pueden ser buenas noticias—, no tengo a nadie en la órbita de Grove, lo que me supone tener que desbrozar la maleza a puritito huevo, como en los viejos tiempos.

Pero a lo que vamos, no es casualidad que Joan Villadelprat coincida con nosotros en sus dudas y estimaciones sobre el futuro de Woking y el devenir de la que ha sido su socia hasta ayer [Vamos a ver un Honda mucho más competitivo a final de año]. Ni mucho menos, que el barcelonés apunte a que Fernando estará pensando a estas horas en que tiene por delante un proyecto sin hacer, o a medio cocer, si lo preferís así.

Sea como fuere, mi apuesta por McLaren-Honda ha saltado echa pedazos, aunque el Nano insiste en que quiere hacerse con la triple corona y obtener un tercer título en Fórmula 1 que lo iguale en números a su ídolo Ayrton Senna.

Nos decía anteayer que sus aficionados le veremos ganar de nuevo y que no piensa seguir luchando por entrar entre los 15 primeros durante una prueba, y le creo a pie juntillas.

El calendario WEC (World Endurance Championship FIA) no solapa ninguna carrera con la Fórmula 1, y no es descabellado pensar que tiene bala en la recámara para dar cuenta de la segunda de sus anheladas tres coronas.

Mónaco, Le Mans. Las 500 Millas están en el foco del español pero no lo veo antes de 2019. 

Como comentamos hace tiempo, tras su participación en la edición de este año y a pesar del abandono, ha conseguido hacerse un nombre allí y dispone de numerosos y muy buenos contactos que lo esperan con los brazos abiertos. En sentido estricto, Woking ya no le hace ninguna falta para volver a Indianápolis. Al hilo, la británica tampoco cuenta para la mítica prueba de resistencia francesa pues tardaría algún tiempo en estar lista para intentar asaltar Las 24 Horas...

¿Y el tercer título F1? Una vez cambiada la baraja y admitiendo que Zak Brown ha podido equivocarse al priorizar los aspectos ecomómicos de su escudería sobre la voluntad de vencer, lo cierto es que Fernando tiene en la actualidad el mango de la sartén de su futuro, y también, que McLaren ha perdido peso específico en el escenario abierto, lo que da un sentido muy especial a las palabras del español antes del Gran Premio de Bélgica: «Necesito ver algunos datos. Algo de esperanza tangible, no sólo sueños.»

Y sí, queda un asiento libre en un proyecto que no necesitaría demasiado trabajo sacar adelante en un plazo breve, y cuya unidad de potencia ofrece algo más que esperanza y sueños, más si cabe con la convergencia funcionando [Vamos a esperar].

¿Podemos aterrizar en Williams...? Sinceramente: yo voy donde diga el jefe.

Os leo.