Llevamos días con atmósfera tensa y el manantial sagrado no está ayudando a aliviarla.
La madre de todas las fuentes, la prensa de todas las prensas, ha decidido alabar a Fernando Alonso ahora que aparentemente no supone ninguna amenaza, y si los british dicen lo que dicen lo normal es que la gente, aquí, se venga arriba y acabe subiéndose a la parra. Qué queréis que os diga, el día que escuche o lea a Johnny Herbert pedir disculpas por haber soliciado que el Nano se retirara, a lo mejor me lo creo y todo, mientras tanto, permitidme que me sorprenda de que todavía haya quien no entiende cómo se manifiestan las nubes negras en el horizonte.
En fin, íbamos a lavar el aura de tanta pesadumbre como nos embarga y como viene siendo costumbre, voy a echar el ratito hablando del único tipo de la parrilla que me reconcilia con el universo así gane o pierda, o retire su coche, como le ocurrió el domingo pasado.
No sé qué tiene Daniel pero tiene algo. No es su sonrisa o ese aire de optimismo con que impregna todo lo que anda cerca, es su actitud vitalista repleta de gestos pequeños que al final definen una personalidad que quiere ser feliz y trasladar su felicidad a cuanto le rodea o a quienes le rodean. Tal vez se deba todo a que aussie junior destaca con luz propia, por pura oposición dialéctica, en un ambiente excesivamente tendente a resaltar las sombras o las chorradas —también es verdad—, de forma que sobresale aunque no quiera porque siendo uno de los mejores pilotos que tenemos, no parece que se vea afectado por los caprichosos vaivenes del paddock.
El fin de semana del Gran Premio de Australia, por ejemplo, le habría supuesto a cualquier otro un dramón de tomo y lomo, y en consecuencia, que la prensa mundial tratase de hurgar en su vida por tasar cuánto le ha afectado. ¿Cómo sobrevive a este holocausto el piloto de casa? Ricciardo, ¿has pensado en cambiar de equipo? ¿Te afecta Max? ¿Horner y Marko te son sinceros o piensas que te la están metiendo doblada? ¿Podrías decirnos qué opinas de la TAG Heuer? ¿Has hablado con Ferrari, o con Mercedes AMG, o con ambas? ¿Te irás al WEC siguiendo los pasos de Mark Webber? ¿En qué inviertes tu tiempo libre...?
Pero como con Daniel estas cosas no funcionan, por fortuna para todos, la prensa seria como que pasa de puntillas sobre sus hazañas y avatares.
Y, ¡ojo!, ¡casi lo agradezco! Arrancar desde boxes y con casi tres vueltas perdidas para terminar en el giro veintiocho por problemas en la unidad de potencia es un hecho que salvo cuatro gatos no recordará nadie. Pero ¿hay que tener mucho pundonor yendo y viniendo por las venas, para aceptar pasar el mal trago, no?
El Red Bull con dorsal número 3 partía en Melbourne herido de muerte y acabaría muriendo como estaba escrito. Pero Ricciardo, con esa humanidad que suda cada poro de su piel y que le es tan característica, convierte la agonía de un mal día en una bonita tarde que no dará titulares. Se baja del coche varado en la escapatoria para hablar con los comisarios y se vuelve a meter en el habitáculo para posar ante sus seguidores...
Hay gente hecha de una pasta especial y Daniel es una de ellas. Tuvo una pésima jornada en Albert Park pero sigo sonriendo mientras acabo estas líneas. Por él, por su actitud, y porque seguro que disfrutamos juntos de momentos mucho más felices.
Os leo.
Un mal día lo tienen todos, el asunto es que creo Daniel va a tener que trabajar duro para batir a Max, bonita pelea.
ResponderEliminarSaludos a todos y en especial a Jose! :)
ResponderEliminarLlevaba tiempo desconectado sin visitar este blog (en realidad ninguno, espero que no lo tomes a malas! Jeje) y aprovecho la ocasión para agradecer esta grata entrada sobre Daniel Ricciardo, sobre todo dado el momento de fortuna adversa, donde además parece que Max es el "elegido para la gloria", no solo por el "British establishment" sino también por su propio equipo, tal vez cual daño colateral.
Personalmente opino que Ricciardo está al nivel de los ALO-VET-HAM y que si los "gremlins" no le pasan factura y Renault evoluciona como se espera en conjunción a su arriesgada apuesta desde cero, podrá luchar por el mundial y por ende ganarlo. Sería un premio merecido y sin duda el soplo de aire fresco que la F1 tanto necesita. Y en honor a sus propios "enemigos", lo imagino bajándose del coche el domingo pasado y susurrando al equipo con esa sonrisa perpetua, "mi reino por un caballo", pues esta vieja batalla es siempre la misma y nunca deja de comenzar. Mi apuesta va con él.
Espero que disfrutemos de la temporada!
Un saludo :)
David
Muy buenos días.
ResponderEliminarY en especial a ti, David ;)
Jose