Os confieso que a mí, todo este rollo de que viene el hombre blanco a salvar a los japoneses y de paso a todos nosotros porque es el único que puede hacerlo, me da un tufillo supremacista y racista que echa para atrás, y lo digo siendo plenamente consciente de que poner a funcionar las neuronas a estas horas puede ser mucho pedir, que ya se sabe que los latinos somos muy tendentes a la holgazanería y a gastarnos el dinero en alcohol y mujeres (nótese que de las chicas no se ha insinuado nada, bueno, se entiende).
En fin, aparcando las chorradas y el machismo reinante por ahí arriba, bien es verdad que podía haber empezado esta entrada con el tradicional y consabido: de los mismos que alababan que a Honda no se la podía permitir entrar en Fórmula 1 como al resto de motoristas, surge ahora el vamos a salvarla que somos muy buenos muchachos, pero sinceramente, no me da la gana.
Se me han torcido un par de cosillas esta mañana y me ha dado por parar un rato para coger fuerzas, pero leyendo, leyendo, lo que tengo es un cabreo monumental, no tanto por lo que acabo de contar en los párrafos anteriores, que bastante tela tiene, sino porque por aquí abajo seguimos mostrándonos tan dóciles que ni se nos ha ocurrido pensar que toda esta basura que les está cayendo a McLaren y a Honda, está siendo promovida y distribuida por los que nos pusieron la cabeza como un tamboril a cuenta de que Ferrari, italianizándose, no iba a hacer nada de nada.
Pasando por alto que Maranello les ha dado en toda la boca en Melbourne y que de eso no conviene hablar ahora —ya encontrarán hueco para retomar el discurso de toda la vida en cuanto a La Scuderia se le tuerza algo o Mercedes AMG recupere el tono muscular—, me tiene martir que en F1 no se puede hacer nada como no pongas un británico (o en su defecto un teutón) en tu vida.
Primero de todo porque me recuerda a mis cuñadas cuando definen las líneas maestras de la existencia de todo pichichi pero sin contar con nadie, of course!; segundo, porque la historia de nuestro deporte está plagada de ingleses y alemanes jetas, inútiles y soplapollas, que de todo hay en la viña del Señor; y tercero, y tal vez más importante: porque el espectáculo informativo y mediático que se está ofreciendo es capaz de aburrir a un rebaño de ovejas.
Honda y McLaren necesitan concentrarse en lo que llevan entre manos y todo este ruido ambiental está enfocado a que se distraigan, cada vez me caben menos dudas.
Sea una operación orquestada o no, o simplemente se deba a que como decía antes, también ahí arriba hay más inútiles y gilipuertas de los que nos merecemos, lo cierto es que a Woking y Sakura se las podía haber ayudado antes, concretamente desde el Grupo de Estrategia de la FIA, y por la razón que sea no se ha movido un dedo de 2014 a esta parte, ni desde dentro ni desde fuera.
Sea una operación orquestada o no, o simplemente se deba a que como decía antes, también ahí arriba hay más inútiles y gilipuertas de los que nos merecemos, lo cierto es que a Woking y Sakura se las podía haber ayudado antes, concretamente desde el Grupo de Estrategia de la FIA, y por la razón que sea no se ha movido un dedo de 2014 a esta parte, ni desde dentro ni desde fuera.
No me extrañaría que dentro de poco los mismos que siembran dudas y paren titulares apocalípticos nos salieran gritando ¡que viene Godzilla! —dejadme soñar, ¡coñe!—, pero mientras tanto, me gustaría preguntarles si «jeitean» o trabajan, porque lo de informar se ve que les viene demasiado grande.
Os leo.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario