domingo, 6 de diciembre de 2015

«Twister» Max


No me las prometía felices, qué os voy a contar. Que a un tipo que ni siquiera se ha subido a un F1 lo comparen con Senna, no me sabe a buenas credenciales. Si además, es un chaval que apenas tiene tres pelillos entre la barbilla, el bigote, y el ático de la parte esa que todos sabéis, y carece de carné de conducir y parece recién salido de la guardería de la mano de su padre; qué queréis que os diga, a uno, concretamente a mí, le apeteció calzarse a la cara el Dragunov de bolitas para intentar que no acabaran con él antes siquiera de haber echado a andar.

Pasado más de un año de aquella entrada [Yo también me parezco a Senna], me alegro de que este viejo dinosaurio no le hiciera ninguna falta al hijo de Verstappen, y también, de haber dejado escrito en ella: «Me pregunto si no sería más lógico dejarse de tanta chorrada y aspirar a que el hijo de Jos descubra su propio camino y con el tiempo, sea juzgado tan sólo como Max Verstappen.» 

Bien, ese tiempo ha llegado y el jovencísimo Max es más Max que nunca. Se ha labrado un historial único. Cualquiera con dos dedos de frente querría tenerlo en su escuadrilla, para ciscarse en sus muertos cuando abandona la formación para hacer una de las suyas, o para abrazarlo como a un colega una vez se ha cumplido la misión y los aviones han vuelto a casa...

El piloto de Toro Rosso ha sido galardonado en la Gala FIA 2015 como rookie del año, como personalidad de la temporada y como protagonista del mejor adelantamiento. 

Me sobra tanta distinción, me sincero. He formado parte de un jurado más de una vez, y con esa experiencia en la mano os puedo decir, que habría agradecido que los premios hubiesen resultado algo más repartidos, pero a la vez, tambien os digo que he echado en falta que la FIA, tan proclive ella a sacarse ases de la manga, no haya tenido los bemoles suficientes como para instaurar desde ya mismo, el Premio Max Verstappen al tipo con más cojones de la parrilla, y disculpadme lo malsonante de la expresión.

Lo imagino en el cockpit de un SU-27. Y bajo la cúpula y su cierre horizontal, imagino también su nombre y su alias al estilo americano: «Lt. Twister Max».

El chiquillo es un trasto adolescente, de esos que no quieren hacer lo deberes pero luego sacan sobresaliente. Un vendaval. Un maldito tornado. Capaz de pasarse de listo y de frenada por temor a lo que le diría su padre terminada la carrera. Capaz de afirmar que conducir un F1 es poco menos que andar en bicicleta. Capaz de preferir los coches a las chicas de su edad. Capaz, en definitiva, de jugársela a ser Max Verstappen antes que dejar de disfrutar en cada recta o curva de un circuito.

Si tuviera que elegir alguien de esta triste temporada 2015 que ya hemos enterrado, lo elegiría a él antes incluso antes que a Lewis Hamilton. Gañanazo en la confesión de sus errores. Pérfido en sus negativas. Genuino siguiendo la estela de un rival que le ha doblado previamente con tal de ganar una o dos plazas en Mónaco... Max en estado puro. Un chiquillo, o no tanto, que se divierte conduciendo y nos hace partícipes de su alegría. Algo en todo caso, que nos iba haciendo falta entre tanto osito de peluche y tanta monserga buenista.

Os leo.

3 comentarios:

  1. Pues sí; Max me ha proporcionado los mejores momentos de esta temporada, no sólo corriendo. Lo más gracioso es un comentario del Dr Marko: aquellos que le negaban el pan y la sal al principio de temporada, y que incluso si por ellos hubiera sido le habrían impedido participar, hoy le hacen ofertas para que conduzca sus coches.

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  2. Pues si Max ha callado muchas bocas. Califica bien, ritmo de carrera contundente y adelanta de primera. Incluso parece maduro para su edad, agresivo pero no loco. Diría que desde Seb, y con el permiso de Valteri y Ricciardo, no se ve un piloto con tanto potencial.

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  3. Valorar muy positivamente el papel de su compañero al que las circunstancias no le han permitido enseñar todo lo que tiene. Creo que la vuelta al motor Ferrari beneficiará a los dos pilotos.

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