martes, 25 de marzo de 2014

Cosas sin importancia


No deja de tener su gracia que apenas unos días después de haber escrito El chimpancé malabarista, cuando todavía hay quien clama contra los excesos de aquellos que como yo, vemos que a los pilotos se les ha complicado innecesariamente su trabajo, haya surgido la noticia de que el causante del extraño rendimiento de los F14-T en Melbourne, no estaba en el vehículo ni al alcance del desempeño y buen hacer de los conductores, sino lejos, muy lejos, en las entrañas de la FIA.

Si el Gran Premio de Australia, en vez de pertenecer al calendario oficial del Mundial hubiese sido un entretenimiento pasajero, bastaría con que reseteáramos la PlayStation para que todo volviera a ser como antes, pero ya que no es así, Fernando y Kimi soportaron un Via Crucis, ganó Nico Rosberg, descalificaron a Daniel Ricciardo, los McLaren enseñaron sus dientes y nos hemos comido unos cuantos días ciscándonos en la de Maranello —ejercicio saludable donde las haya, al que desgraciadamente yo también he contribuido—. Todo, todito todo, verbigracia del máximo organismo federativo.

Al parecer no se estropeó nada en los F14-T y la cosa pasa que por aquello de evitarse sustos, la FIA, en previsión de que los pilotos puedan poner su granito de arena en los compases iniciales de las pruebas y den espectáculo del bueno, impide electrónicamente que los ERS lleguen a funcionar durante las primeras vueltas, salvo que sobrepasen una velocidad tasada en X km/h (el valor no es importante).

Esto en sí ya me parece grave porque viene a suponer que durante los giros iniciales, la normativa no prevé que los coches evolucionen sobre la pista con respecto a todas y cada una de sus posibilidades, pero lo entiendo porque viene a ser como mi profundamente odiado DRS, una herramienta tan artificial como tonta, pero bueno, que quería decir que por comprendido lo acepto, y que como tal lo asumo como uno de los numerosos males menores con los que convivimos.

Pero si el chisme falla, que al parecer, como digo, falló durante la carrera en Albert Park y para más inri solo en los Ferrari, tienes a dos pilotos con las manos atadas durante un buen trecho del recorrido (Fernando, dicen que 36 vueltas), corriendo en situación de salida cuando los demás lo hacen como galgos.

¿A que hace gracia? No falla el coche, los conductores no pueden hacer nada, y como cuando en los inicios del DRS este se abría en los lugares más inesperados o simplemente no respondía por no haber sido detectado o por haberlo hecho en un lugar inapropiado, tenemos una carrera que en sentido estricto podríamos tirar a la basura porque a todas luces existe una responsabilidad ajena al equipo, pero que tristemente contará en el campeonato.

Radio, botones, sofisticados sistemas para que soñemos con volver a ver a Senna o a Fangio. Cosas sin importancia, en suma.

5 comentarios:

  1. Lo más doloroso es que todo esto pueda ser controlado en carrera por alguien ajeno a cada equipo según un criterio variable( por no decir manipulado, en la tercera acepción del DRAE). Y lo más flipante es lo que tardan en llegar estas cosas a la opinión pública (¡cuántas se quedarán en el limbo!)y la actitud tan "política" de los equipos cuando en muchos casos exigiría una más "putinista", Dios me perdone.

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  2. Cada vez me van quedando menos ganas de ver este ¿espectáculo? dirigido y nauseabundo.

    No creo que pierda el tiempo riéndole las gracias a la MaFIA, mi tiempo vale la pena y tengo cosas más interesantes en que aprovecharlo o perderlo miserablemente si es el caso.

    ¡¡Bernie y compañía, qué os den por donde amargan los pepinos!!

    Como diría Adolfo: Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?


    King Crimson

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  3. Si después de saber esta absoluta basura, de enterarnos de semejante escandalazo a alguien aún le quedan ganas de seguir viendo esta basura en la que han convertido la F1, sin duda tiene un serio problema...yo ya me he borrado.

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  4. Jorge, no te has borrado... Sigues aquí, esto es una droga dura...

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  5. Droga dura era lo de antes, lo de ahora no es más que una broma cada día más pesada.



    King Crimson

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