Cojamos a Michael Jackson y hagamos sonar They Don't Care About Us. La FIA está considerando cambiar algunas cosas a una semana y media de que haya comenzado el sarao y don Dietrich ya ha salido de la trinchera para enseñar pecho a la FIA, y si esto fuera el Oeste, yo buscaría las cachas de mi seistiros y cogería el Sharps antes de montar el caballo con el sombrero bien calado y el pañuelo cubriéndome el rostro, porque la pradera huele a que vienen los cuatreros como cada año, a robar puntualmente el ganado.
Tengo ideas. Por ejemplo, que toda esta gentuza se piense seriamente aquello de tomarse unas largas vacaciones porque con irnos a 1971, los aficionados cubriríamos de sobra la cuota de share pactada por Bernie para las carreras, y con el ruido y con el límite de presupuesto, y todo ello con la mejor intención del mundo y sin apenas mancharnos las manos.
El cacharrillo ante el que está Ken en la foto de arriba y que alberga a un Jackie pensativo, rugía como un demonio y a pesar de llevar un V8 de los viejunos alcanzaba los 430 c.v. a algo más de 10.000 revoluciones por minuto. Ahora mismo encontraríamos repuestos para toda la estructura mecánica y de suspensiones como para dar abasto en las dos o tres temporadas que duraba un chasis. Las deformaciones en la carrocería se resolverían con martillo y un taco de madera, sin necesidad de irtenvención de mano de obra cara ni ordenadores. No habría pit stops y el combustible lo podríamos sacar de una gasolinera. Todo ventajas.
El suministro de gomas tampoco supondría un problema, sería cuestión de hablarlo, pero con 22 coches como el Tyrrel, de esos que hay cogiendo polvo por los museos, cualquier proveedor se frotaría las manos de recibir el encargo porque por aquel entonces, no había suberblandos, blandos, medios y duros, ni tampoco intermedios. Había lisos y tallados, se ponían todos tiesos con simple aire comprimido y con algo de suerte, se podía tirar con ellos un par de pruebas.
El suministro de gomas tampoco supondría un problema, sería cuestión de hablarlo, pero con 22 coches como el Tyrrel, de esos que hay cogiendo polvo por los museos, cualquier proveedor se frotaría las manos de recibir el encargo porque por aquel entonces, no había suberblandos, blandos, medios y duros, ni tampoco intermedios. Había lisos y tallados, se ponían todos tiesos con simple aire comprimido y con algo de suerte, se podía tirar con ellos un par de pruebas.
La electrónica tampoco sería un problema porque simplemente no existe en este tipo de monoplazas, así que tampoco gastaríamos ni en pilas alcalinas. Y hala, a calificar y a correr con cada uno de esos tipos que ahora no pueden hacerlo porque la cosa se ha puesto tan complicadita y tan delicada que una vocecita por el auricular te recomienda que pongas el mapa de ahorro o te vuelvas a garajes en cuanto te descuidas...
La seguridad, punto importante. Bueno, parte de lo ahorrado en las otras vertientes se podría invertir en reforzar el cockpit y aledaños, y por supuesto en la seguridad pasiva del vehículo con especial atención a la zona de los depósitos, y además, visto lo visto, se podría ir más lento incluso que antaño, mucho más lento para ser exactos porque ya nos hemos acostumbrado a la lentitud sobre la pista y porque la belleza de cada una de esas piezas irrepetibles una vez sueltas sobre el asfalto, con Seb, Lewis, Kimi o Fernando al volante, bastaría para que las gradas rugieran más que los motores y el espectáculo estuviera asegurado.
Colin volvería a tirar su gorra al aire si ganaba un Lotus, Ken seguiría sonriendo incluso en las derrotas y don Enzo, refunfuñando o masticando sus venganzas, pero en serio, no como hace Montezemolo. Y el mundo sería un poquito más perfecto que ahora, cuando los cascos de los caballos de los malos vuelven a sonar en este horizonte de eventos impredecible que llamamos Fórmula 1.
Os leo.
Hemos vivido un mundo que ahora nos acusan de haber soñado. Al menos tenemos una referencia que nos permite ser críticos y mantener la lucidez. Los que nacieron después de nosotros ya ni siquiera cuentan con esa posibilidad.
ResponderEliminarThey Don't Care About Us :(
A mí tampoco me gustan las carreras con lluvia. Creo que sólo le gustan a Lobato.
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