Si no fuera que cada vez que Fernando cambia de compañero el
Serengueti bulle agorero, creería que la convivencia que se avecina con
Kimi en Ferrari podría ponernos los pelos de punta.
Ocurrió en 2008 con Nelson Piquet Junior y en 2010 con Felipe Massa.
Sí, también sucedió en 2007 con Lewis Hamilton, pero el convivir en la
misma casa se convirtió en un infierno porque andaba por allí papá Ron
Dennis, el mismo al que se le escapó en China de aquel año que McLaren, o
sea, él a través de su pupilo, no luchaban contra el finladés de
Maranello sino contra el tipo que había puesto el número 1 sobre uno de
sus vehículos años después de que Mika se lo cediera a Michael
Schumacher.
Empecé a escribir este blog en
aquella turbia etapa del Nano, se dice pronto, y a pesar de que Fernando
afirmaba una y otra vez que sus problemas en Woking no tenían nada que
ver con Lewis, yo mismo caí en la trampa de focalizarlos sobre el de
Stevenage.
Ha pasado bastante tiempo desde aquello y las numerosas evidencias
que nos ha dejado un campeonato tras otro, nos dicen que el de Oviedo no
resulta un mal compañero, asunto que traigo a colación hoy para
remarcar que la idea que sobrevuela el binomio Alonso-Raikkonen y lo
postula como una bomba de relojería en 2014, no tiene pies ni cabeza.
La otra parte contratante de este matrimonio, Kimi, también ha
demostrado sobradamente que sabe cuál es su sitio en cada momento. Iceman
es un tipo especial, lo dijo incluso Jackie Stewart el año pasado. Su
poderío está en la pista y que yo sepa nadie entra en su cama sin su
permiso de la misma manera que él se aplica el mismo cuento. Lo demostró
en 2008, cuando con una paciencia infinita supo custodiar y apoyar a
Felipe Massa en la mejor temporada del paulista, y lo ha vuelto a hacer
en su retorno sabiendo acoplarse a un equipo como Lotus, lo que me lleva
a preguntar por qué en Ferrari puede ser distinto.
No, no apostaría un miserable céntimo a que de nuevo vestido de rosso,
el finlandés suponga un problema para nuestro asturiano, en todo caso,
me sumo a la minúscula corriente de opinión que ve con buenos ojos que
Kimi y Fernando corran en la misma escudería. Muestra en pista actitudes
distintas y por ello es previsible que se complementen a la perfección.
Los dos son rápidos pero cada uno a su manera; ambos utilizan la
calculadora, pero con su propio estilo…
A mi parecer, Ferrari es la que sale ganando juntando a los dos pilotos, lo que en el fondo enlaza también con la filosofía Scuderia
estrenada por Todt en 2007: el equipo por encima de las personalidades,
pero contando con buen material, no como ha ocurrido estas últimas
sesiones debido al notorio desinfle de Massa. Y también ganamos los tifosi, para qué ocultarlo, porque después de quizás demasiado tiempo sin ver realmente a la de Il Cavallino Rampante
sobre los circuitos, o verla coja, por primera vez en muchos años se
intuye en el aire la sensación de que nos podemos hartar con esta doble
apuesta.
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