No me gustan los matones. No me gustaban antes y con la edad que
tengo como que es tarde para cambiar. He abominado en público y en
privado de la era Schumacher en Ferrari y a pesar de reconocer
al alemán el mérito de haber estado en el sitio adecuado en el momento
idóneo, me reitero: ni por el forro tengo tragaderas para tanto
monólogo.
Es cierto que el de Kerpen me hace tilín; pocos como él en lluvia y
menos con un coche ganador, pero ahí queda la cosa: le tolero como
heptacampeón del mundo, pero afirmo que le sobran dos títulos como poco,
con lo que con todos mis respetos tengo que seguir diciendo que su era fue la que me apartó de todo esto hasta que apareció un chiquillo asturiano que me devolvió la ilusión ante cada carrera.
Bien, vale, el chiquillo que aludía antes
lleva un tránsito por el desierto que puede tirar para atrás de largo,
pero reconozco que me conformo con verle en cada prueba aunque no gane
un puto campeonato más, y eso a pesar de que estoy seguro de que el
tercero está al caer porque como la rana que comenté hace años al hablar
de Pedro, al Nano, tarde o temprano, le tocará salir del vaso de leche
siquiera por el tesón que le echa.
Sí, el segundo no cuenta, pero sí cuenta porque hay demasiados años
en los que cuesta poner cara al título y bastantes nombres que a pesar
de no haber ganado ninguna corona, serán recordados por los siglos de
los siglos.
Stirling Moss, Froilán González, Ricardo y Pedro Rodríguez, Dan
Gurney, Richie Ginther, Bruce McLaren, Jo Siffert, Ronnie Peterson,
Jacky Ickx, François Cevert, Patrick Depailler, Peter Revson, Henri
Pescarolo, Rolf Stommelen, Jacques Lafitte, René Arnoux, Michele
Alboreto… Me dejo un puñado de nombres pero no a Gilles, ni a su anatema
Didier, ni por supuesto a Robert, Kubica, sí ése, el polaco que podría
haberse integrado en la panoplia de gente importante si a BMW en 2008 no
le hubiese entrado el tembleque. Gente en todo caso que ha cubierto el
cupo de espectáculo que no le mola a Bernie pero nos ha hecho vibrar
hasta sentir todo ésto moverse en el tuétano de nuestros huesos.
La historia parece bastante bastarda con los que a punto estuvieron
de alcanzar a señalarse en ella, pero resulta tremendamente generosa a
la hora recordar a los que la construyeron desde los mismos cimientos y
contribuyeron con su sudor, a veces con su sangre, a que la recordemos
tal cual fue y no como nos la han contado, y aquí entra Fernando,
bicampeón del mundo hoy en Ferrari, un tipo que ni está en el sitio
adecuado ni en el momento preciso desde 2007, pero que pone como nadie
ese puntito que tanto necesitamos junto a Kimi o Lewis, o aún Mark, para
valorar nuestro tiempo, el momento que nos ha tocado vivir, la era Vettel, el segundo coñazo alemán consecutivo.
“...pero reconozco que me conformo con verle en cada prueba...”
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=QgZBKNdo8gs “amar la trama más que el desenlace.”
Vivir es ir viviendo, y cada momento cuenta. El desenlace es lo de menos, siempre es el mismo.
Estaba escribiendo el comentario al post anterior y también habría valido para este. ;)
¡Saludos al anfitrión y a los invitados!
Leí hace poco la entrevista a Mark Webber en Top Gear, por cierto, bajó 9 décimas el tiempo de Vettel, sólo superado por Lewis Hamilton.
ResponderEliminarPreguntado si alguna vez sintió ganas de golpear al tricampeón, respondió que su padre le enseñó que a los niños no se les golpea.
Hecho que comento a los efectos oportunos.
Hola otra vez.
ResponderEliminarJ-Car ;) Y tanto que habría valido para éste XDDD Luca, que tanto habla de equipo, manteniendo a Felipe ha pensado en cualquier cosa menos en Ferrari… Quién sabe si en contentar al padre de Nicolás, pero en Ferrari no ;)
Migfre ;) Y que registrado queda, entre esto y lo de «pedorro» de Carlos (Aficionando), me estáis alegrando la tarde XDDDD
Un abrazote
Jose