Corriendo en Crematorio

La carrera bahreiní ha pillado a Pirelli con los calzones bajados. Ni las pruebas realizadas en 2010 o 2011 con Pedro (lo siento, ni lo recuerdo con exactitud ni me apetece perder tiempo buscando la fecha de los cogieron), ni la previsión de un calor de los demonios tanto en pista como en ambiente, ha permitido a la italiana atinar con la elección de sus compuestos para el G.P. de Bahrein, y eso que estaba cantado que las gomas se iban a deshacer sobre el asfalto de Sakhir. Total, que los blandos propuestos como option no duran ni dos vueltas, y en sintonía con tal estado de cosas, el personal se ha puesto tan cicatero con el asunto de las alternativas, que la calificación de este mediodía, hora española, no hay ni por dónde cogerla.

Los de Woking parece que han flaqueado a favor de los de Milton Keynes, pero sólo lo parece, ya que Button no ha arriesgado demasiado y Hamilton ha preferido no ver en primer plano las orejas al lobo, de manera que la pole se la ha llevado un soberbio Vettel que ha preferido jugar a la ruleta rusa el sábado en vez del domingo, con lo que la parrilla ha quedado encabezada por una doble dupla que desborda McLarens y Red Bulls por los cuatro costados, con todos sus integrantes siendo conscientes de que mañana será sin duda su día más largo.

La FIA podía haber hecho como en Spa el año pasado, facultando a Pirelli para que retocara sus previsiones, pero ha preferido llamarse la orejas ante el descalabro y arrear con todo pa`'lante, lo que ha convertido la calificación en una especie de tómbola en la que quien más y quien menos ha pensado más en el día siguiente que en el presente que manda, con lo cual Kimi se quedaba apeado a las segundas de cambio mientras Romain se la jugaba al todo o nada, de nuevo; mientras Michael, de puro cauto, se quedaba sin intentarlo siquiera, a la par que su compañero Nico flirteaba con el despiste quedando quinto; y los Sauber de Kamui y Sergio se abonaban a un sí es no es...

Ricciardo apostaba por sacar la cabeza en río revuelto, y los Ferrari llegando exhaustos a tocar la nada, Felipe en la más absoluta de las pausas, y Fernando jugando a los bolos en la franja que jamás me ha gustado, la de llegar a la Q3 para no disputarla.

Pero las carencias de Pirelli son las que mandan y toca arraer con lo que nos echen, de manera que hay que conformarse como se conforma a regañadientes la plebe del impresentable que gobierna Bahrein mientras este fin de semana todo occidente le ríe las gracias en pos de un deporte que dejó anteayer de serlo, cuando decidió convertirse sólo en un negocio al que algún día habrá que pedirle responsabilidades sobre tanta mierda como siembra a su paso.

Total, que mañana será mañana, un día diferente a hoy como la noche lo es del día, exigente como Crematorio, el planeta donde pagaba sus deudas Riddick, un lugar que nunca entendió de matices, un sitio donde helaba sin luz y abrasaba con ella, un eterno continuo donde la estrategia de preservar las gomas el sábado, dará si duda sus frutos cuando el semáforo se ponga en verde mañana domingo, la frontera natural que nos separa de un futuro inminente al que algunos nos asomamos con cierta alegría.

Como diría aquél: ¡que Dios reparta suerte incluso en el infierno!