viernes, 20 de abril de 2012

Bernie en Palomares


Confieso que no tenía pensado escribir este fin de semana. Prometí que si el G.P. de Bahrein se celebraba yo no iba a intervenir, pero el presente se confecciona con pequeños actos de guerra y el caso es que me gustan los timbales llamando a la batalla más que un tonto una tiza. 

Sé perfectamente que el enemigo anda tan sobrado de fuerzas que se permite mentir en un programa electoral para desdecirse y comenzar a pasar la garlopa en cuanto resulta elegido, sin molestarse siquiera en afilarla, y desde luego, que es capaz de convertir en ventaja cualquier oposición, por dura que sea, porque para eso ha sido llamado a gobernar el mundo, ya que como todo el mundo sabe, está mejor preparado que los idiotas que le tendieron la alfombra roja sobre la que posa ahora sus pies para despedazarnos. 

Total, que escuchando este mediodía a Antonio Lobato y a Jacobo Vega no sé que digresiones sobre la hipocresía, me he dicho para mis adentros que ya bastaba, que tocaba salir de la trinchera, que fui llamado carne de cañón cuando me hacía hombre en Bellas Artes, que me he granjeado varios infiernos por defender a mis compañeros de profesión y a mi familia, que a un ataque en toda regla no se le puede contrarrestar con un huelga de silencio. En definitiva, que poco iba a mejorar el asunto si me quedaba de brazos cruzados, como había prometido.

¿Esto es un negocio? Pues bien, ¿qué coño hace un organismo que se llama deportivo dirigiéndolo?  ¿Qué hace un negocio aceptando premios al deporte? Que yo sepa tenemos dos Principe de Asturias al Deporte, en manos de Michael Schumacher y Fernando Alonso, para ser exactos, Hamilton es caballero británico por sus méritos deportivos, etcétera, y ni la FIA ni el FOM los han rechazado o han puesto remilgos por considerar las distinciones deportivas poco o nada adecuadas. ¿Qué hace un negocio dejando que llamen deportistas de elite a sus mercenarios. Por qué consiente en que estos colaboren como deportistas en eventos con ribetes cívicos o solidarios, o incluso los promuevan...?

El negocio es el hipócrita, el que levanta sus muros sobre una fábula que utiliza valores deportivos como tapadera; el que ha ido a Bahrein porque la F1 saldrá tarde o temprano a bolsa y Ecclestone necesita que nadie se desmande; el que ha originado el silencio en las calles de Manama y en los alrededores del circuito de Sakhir a golpe de M16 y de carros de combate, por colaborar con regímenes indeseables para que estos saquen pecho ante el mundo, mientras siguen llenando los bolsillos de su avalista; el que retira los videos de Youtube; el que se aprovecha, en una palabra, de que los demás entendamos como deporte lo que no deja de ser una enorme mentira que ha vuelto la espalda a circuitos emblemáticos para irse a hacer las asias en territorios como poco nada recomendables, lugares todos ellos donde los amigos del jefe y él mismo han hecho las américas con dinero público a ser posible.

Ante las reticencias de Sahara Force India, Bernie ha dicho que acompañaba personalmente a los integrantes de la escudería hasta su hotel. El viejo se siente seguro, y eso, en el fondo, es lo auténticamente malo de todo esto, porque a diferencia de Manuel Fraga Iribarne en 1966, la pequeña bruja del cuento de Blancanieves no se está mojando el ombligo en Palomares, sino en Mojácar.

3 comentarios:

  1. Jose, que el baño en Palomares casi nos hace inmortal al brontosaurio gallego!!!

    Muchas risas con él, pero a quien nos tocó padecerlo no nos hacía tanta gracia. ;)

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  2. Xose ;) XDDDD, los gallegos estáis hechos de pasta inmortal, así que no le eches la culpa a la bomba XDDDD

    Un abrazote

    Jose

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