De tan poco que aparece, casi nos hemos olvidado de la existencia de Jean Todt, Gran Maestre de la cosa, y aunque en el fondo se agradece no tener que andar sacando a la palestra al presidente de la FIA, día sí y día también, no debemos olvidar que los asuntos de la corte han cambiado más bien poco desde el entronamiento del francés en la Place de la Concorde, y que es precisamente el estudiado perfil bajo de monsieur Le President (va sin coña alguna), el que ejerce sobre nosotros un efecto casi narcótico que nos impide valorar correctamente lo que sucede en los pasillos y despachos de la egregia institución que gobierna nuestro deporte bajo su mando.
Hemos ganado en tranquilidad, desde luego, pero no me digáis que no se echa de menos a Max Mosley, con aquella soltura británica carente de flema que se gastaba, que hacía las delicias de expertos y profanos y que te permitía de paso entablar conversación con prácticamente cualquiera, porque a él le conocía hasta el Tato.
Max tenía un estilo del que carece Jean, a todas luces mucho menos vistoso, lo que ayudaba a que la FIA pareciese algo mucho más importante de lo que en realidad es. Aportaba a Bernie lo que a éste le ha faltado siempre: serenidad mayúscula, sustantivación, que dicen, y cuando desataba su sibilina furibundia daban ganas de buscar una cueva donde esconderse, ya que parecía un dios pagano armado en una mano con un martillo y en la otra con un rayo.
Así sí, así se toma en serio lo que haga falta, faltaría más, y es que Max tiene algo de actor secundario fracasado que aportaba mucha credibilidad a su cargo, al estilo de lo que daba George Bush senior a la presidencia de los USA, para que nos entendamos, que entre sonrisa y sonrisa te la montaba bien montada en cualquier punto cardinal del globo sin necesidad del histrionismo del que hacía gala su hijo.
Y es que para algunas cosas hay que valer, y sería aconsejable que para las próximas elecciones a la presidencia de la FIA se hiciera un casting previo con la intención de elegir un candidato adecuado, con un puntito de Moisés bíblico que sirva lo mismo para impartir justicia, para decidir el camino a seguir así haya que abrir los océanos, que para recibir leña cuando las cosas se tuercen, porque en el saber estar a las duras y las maduras también le ganaba Mosley a Todt por la mano, ya que el galo, como apenas asoma el pelo y cuando lo enseña pone cara de circunstancias serias, se libra de casi todas la pedradas.
Aquí hemos perdido, y mucho, sobre todo en la bloggosfera, la prensa, y entre los aficionados de a pie, porque antes no encontrabas de qué hablar, un suponer, y mentándolo siquiera a la ligera ya tenías asegurado por el mismo precio, el auditorio y una buena remesa de respuestas...
En fin, que sí, que con Max se vivía mejor, ¡qué coño!
Efectivamente. A falta de competición, el culebrón. Está así de surrealista la cosa.
ResponderEliminar¡Ja,ja,ja,ja!, Buenísimo...
ResponderEliminarTengo que decir que me gustaron mucho sus declaraciones [modo "off the records", pero casi en rueda de prensa XD] sobre lo inoportuno de ir a Bharein. Muy acertado.
Por cierto ¿Jean Todt sigue siendo monsieur Le President ??
Pensé que había dmitido :-)
Un besote