sábado, 17 de septiembre de 2011

¡Más rublos, Vitaly!


Conforme a la mejor tradición pirata, ejemplarmente escenificada para nosotros por Gosse, Defoe, Stevenson y acaso Salgari, un ladrón del mar como mandan los cánones nunca se casaba ni con Dios, y espero se me perdone el exabrupto mañanero, pues hablando de este tipo de gente es el que cabe más a propósito, pues por mucho que nos enseñaran los rudimentos de la auténtica democracia en aquella aventura que se llamó La Cofradía de Los Hermanos de la Costa, jamás dejaron de ser una banda de hijos de puta a la que la historia pasó por encima.

Hace unas horas he estado en Bilbao. Paseando bajo la fina lluvia, observando cómo Carmen Despierta miraba a John Adams en un tiempo congelado entre el ayer y el mañana en la confluencia de La Gran Vía con la calle Diputación, recapitulaba sobre lo jodido que se está poniendo todo gracias a que los que deberían guiarnos van dando palos de ciego mientras barajan si es más costoso rescatar a Grecia que dejar que se vuelve una ruina mayor de la que es ahora.

El pensamiento me ha hecho esbozar una sonrisa, porque si yo fuera más heleno de lo que me siento, me preguntaría para qué coño sirve Europa, y si lo que nos cuesta a los europeos vale su precio tasado en miseria, porque no dejar de tener su gracia que la tijera que cercena nuestras ilusiones a diario, esté siendo manejada por una banda de inútiles que bajo los estatutos de La Cofradía habrían sido tirados al mar sin miramientos, por la borda, para servir de pasto a los tiburones.

Cuestión de responsabilidades, que diría aquél. De perspectiva, diría yo. En todo caso un mal que nos aqueja en todos los órdenes de la vida, porque ya intuíamos que Lotus Renault no iba tan bien como nos decían, y que el asunto de los cambios de asiento en sus bólidos tenía más que ver con la puñetera pela que con el cumplimiento de expectativas.

Y ahí tenemos a Boullier, contando una y otra vez las cada vez más escasas monedas de oro en su camarote sobre el espejo de popa, esperando un milagro como el de los panes y los peces que nunca habrá de suceder, llamando al marinero Petrov para decirle lo que imaginamos le ha dicho tantas y tantas veces:  

—¡Más rublos, Vitaly. Más rublos!

3 comentarios:

  1. Me alegro de que Nick haya escapado de esta cueva de bucaneros, pero como dijiste su sustitución por Senna olía a dinero. Le toca a Vitaly, que apoquina o correrá su misma suerte. ¿A quien quieren engañar?

    Saludos.-

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  2. Pues si, aun habiendo tanta maldad en la política, hay muchísima menos que estupidez. El asunto causa vértigo, se mire como se mire.

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  3. Buenos días.

    Felipe ;) Pues no sé a quien quieren engañar, la verdad, pero tienen intención de hacerlo y eso aburre :P

    Txomin ;) Son una banda de gilipollas, desde el primero al último, pero mandan, dirigen y señalan... y ahí vamos XDDDDD

    Un abrazote

    Jose

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