martes, 22 de diciembre de 2009

Un regalo envenenado


Lo andaba percibiendo, era ir acercándome a la realidad contada en presente y sentía un no sé qué que me animaba a volver hacia atrás, al Cabo de Hornos o donde fuera, con tal de no poner pie en ella. Ahora resulta que Bernie duda de que USF1 y Campos Meta lleguen a tiempo para comenzar el campeonato. Si sumamos que Lotus se acaba de quedar en calzoncillos sin la cobertura de Petronas, la F1 low cost corre el riesgo de desaparecer del mapa antes siquiera de haber comenzado a moverse. ¡Con razón Virgin se apuntaba al lápiz como piedra filosofal!

En sí misma la cosa no parece alarmante, los últimos años, por estas fechas, siempre ha habido alguna escudería que parecía no poder abordar la temporada siguiente. Brawn GP, sin ir más lejos, a finales de 2008 ni siquiera existía.

No, como decía, el asunto no parece alarmante si no fuese porque por abrir la puerta para que los equipos que ahora penden de un hilo pudieran entrar, se originó una trifulca de no te menees allá por primavera, que ha derivado en que Toyota y BMW se hayan ido por donde vinieron, y que Renault pueda hacerlo pronto. Total, una nadería, pues entre pitos y flautas, y contando con la deserción de Honda, la anunciada de Bridgestone, y el eterno baile de circuitos, el último eslabón de la pretenciosa y esquizofrénica gestión de Max Mosley nos deja un saldo bastante lamentable ante un futuro mal hilvanado y repleto de alfileres, con Ecclestone como maestro de ceremonias.

Obviamente, con un horizonte tan poco halagüeño, la resurrección de Mercedes ha venido que ni pintada, ya que no hay que ser muy listo para entender que la irrupción de la marca de la estrella de cara a 2010, nos devuelve al escenario idílico planteado como idóneo allá como a finales de la década pasada por los mismos que lo han desmontado con terco ahínco.

Echada la vista a aquella F1 que parecía naufragar y que necesitaba imperiosamente la implicación de las grandes fábricas (1998), vemos enseguida que ya quisiéramos disfrutarla ahora. Dos proveedores de neumáticos, Michelin y Bridgestone, cuando ahora sólo queda esta última y encima quiere largarse; once escuderías: Arrows, Tyrrell, Benetton, Ferrari, McLaren, Jordan, Williams, Sauber, Prost, Stewart y Minardi, mientras que ahora tenemos catorce con tres en el candelero y el hueco de Toyota sin confirmación de suplente; siete propulsores: Yamaha (Arrows), Peugeot, Mugen Honda, Ferrari, Cosworth, Mercedes y Renault (como Mecachrome y Playlife, en Williams y Benetton respectivamente), cuando a día de hoy sólo hay cinco alternativas como mucho… No sigo por no deprimirme.

Así las cosas, cabe preguntarse si para este viaje hacían falta alforjas y si el Gran Maestre Todt será capaz de arreglar el desaguisado.

Mientras sigo cabilando en estas y otras cosas, permitidme que eche la vista aún más atrás y que os invite a hacerlo conmigo, para que juntos nos deleitemos con ese Lotus 25 auténtico que reposa su belleza en el jardín de una mansión inglesa. ¡Qué tiempos, y qué regalo envenenado nos ha dejado Mosley. La madre que lo parió!

¿Crisis? ¡Ah, sí, la crisis! Si me lo permitís, otro día hablo de la gran excusa.

2 comentarios:

  1. Desde luego, "fantasma Mosley" y sus regalitos envenenados...toda una tradición ya....menos mal que tarde o temprano, para todo hay un final...veremos qué tal Jean Todt...XDDD

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  2. Buenos días.

    Concha ;) Desgracidamente, el francés va a consumir una buena parte de su preciado tiempo en tratar de desmontar lo que ha recibido como herencia, y es ahí donde maldigo la hora, porque el tiempo hay que invertirlo en mejorar y crecer o se sigue perdiendo de mala manera :P

    Un besote ;)

    Jose

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