domingo, 29 de noviembre de 2009

Deep impact


Por propia experiencia puedo asegurar que del infierno se sale de cualquier manera, pero nunca limpio. No se trata precisamente de que me sienta un condenado que anda entrando y saliendo de lugares poco adecuados. No, no es eso. Es una figura retórica, aunque en el fondo no lo sea tanto. Sé de lo que hablo porque me he dado duros coscorrones, porque he mordido el polvo, y porque he tratado de levantarme como si no hubiese ocurrido nada, como un auténtico capullo. Y como me ha sucedido en varias ocasiones… Dejémoslo en que es una evidencia que atesoro en lo más íntimo, un no sé qué que me dice que retornas al mundo un poco chamuscado, un mucho dolido, siempre sucio, y que se nota, ¡vaya que si se nota!

Hablo de lo mío, y es que ocurre que a veces descubres que no estás preparado para según qué circunstancias, y el frenazo te lanza contra el parabrisas o contra los laterales del habitáculo, y te rompes o te deshaces como una puñetera marioneta a la que han cortado los hilos que la sujetan a la mano que la da aliento, y a esas cosas hermosas que hacen de la vida algo inolvidable mientras puede y quiere ser vivida, pero se me antoja que la cosa es muy similar a lo que le sucedió a Fernando en 2007, cuando en Fuji, el desafortunado toque propinado por el Toro Rosso de Sebastian Vettel destrozaba su aerodinámica lateral izquierda, cuando su equipo decidía no ponerle sobre aviso ante el riesgo que corría, cuando los hados adversos lo estrellaban contra las escapatorias y lo catapultaban al más inmerecido de los ocasos.

Me asustó verlo, no lo niego, porque sé cómo se desvanece todo en cuestión de milísemas de segundo, cómo el futuro se borra ante tus narices y se define como un abismo negro de dimensiones y profundidad insondables, en el que caes, y caes, y caes, sin que parezca que la aventura iniciada pueda llegar a su término, y porque sé que te sientes infinitamente perdido, dócil ante el camino emprendido, reacio a acometerlo, pero firme en la convicción de que terminarás por besar el suelo sí o sí, sin que tengas a mano un posible remedio.

No es malo, al menos no me lo parece. Crees en un primer momento que tras el impacto podrás levantarte, pero reniegas de la evidencia que te advierte de que te costará un esfuerzo titánico volver a ser alguien parecido a quien eras, y para colmo la nueva realidad se te muestra fría, desnuda, amenazante, agorera y funesta, para recordarte que en el juego al que juegas eres un simple peón cuya presencia resulta bastante prescindible. Has jugado y perdido, y lo reconoces tarde. Golpe a golpe te has quebrado un poco, te has doblegado, y te reconoces y te descubres cáscara de nuez sobre el océano, en medio de un temporal que abate y sacude tu pequeño universo… Y ya está.

A nuestro Fernando le sucedió. Moría un poco en Fuji 2007 porque no hay nada más letal y enfermizo que descubrir que el sueño en el que crees es una vulgar trampa para mariposas. Han pasado ya dos años de aquello, pero ha madurado, se ha hecho increíble, fuerte, duro e inescrutable, porque ha comprendido por fin que del infierno jamás se sale como se ha entrado, y ésa es una lección que sólo ofrecen con mano tendida las buenas derrotas.

El Nano no es el mismo, y ni puñetera falta que hace que lo sea. Ha crecido como persona y como piloto, eso es para mí lo importante, y convendría que algunos se fuesen haciendo ya a la idea, porque cansa leer según qué cosas.

6 comentarios:

  1. ¡Que las cornadas no nos impidan dar la vuelta al ruedo, maestro!
    Aunque de ahí nos lleven de cabeza a la enfermería por una temporada. (O dos).
    Saludos al anfitrión y a los invitados.

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  2. En la gloria, como en la derrota...en el podio y en el impacto, es donde uno engrandece, siendo humilde -en esa gloria- y creciendo -tras el impacto-, siempre creciendo, con la cabeza bien alta y recobrando la mirada del primer día.
    Y, yo creo que Fernando lo ha conseguido y lo conseguirá de nuevo.
    Jose, ... has estado conmovedor.
    Un besote

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  3. Bonito homenaje, y ademas merecido. Estoy de acuerdo contigo, y ademas un apunte: prefiero mil veces al Alonso de ahora que al de hace dos años, no solo como piloto, sino tambien como persona. La derrota y su esposa le han mejorado en muchos aspectos

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  4. Buenas noches ;)

    Yel ;) Tiempo sin leerte. No puedo sino estar plenamente de acuerdo contigo, y por mucho que digan, el Nano también sigue sabiendo asumir lo que le toca ;)

    J-Car ;) Bien dices, el paso por la enfermería debería estar incluso prescrito, y si es para salir como Fernando...

    Concha ;) Como he dicho en la entrada, no lo veo malo. Sí es durillo, pero malo no. Aprender lo chuiquito que eres frente al todo es una lección que no todo el mundo aprende, y el Nano lo ha hecho, y con sobresaliente ;) Y gracias por lo de «conmovedor», pero casi prefiero aquello otro de «inquietante» XDDDDDDDDDD

    Tadeo ;) Yo también lo prefiero, está templado pero a la vez tenso como el nervio de un arco... Vamos a disfrutar ;)

    Un abrazote

    Jose

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  5. Es una bandera que esgrimen los anti alonsistas. Y es que cree el ladrón que todos son de su condición. Como ellos no evolucionan, ni maduran, creen que el resto tampoco. Y por eso claman que en cuanto vayan las cosas mal la va a liar, que si esto que si lo otro.

    Que se preparen a metabolizar bilis por metros cúbicos.

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  6. Buenas noches.

    Charly ;) Esas cosas no se digieren así como así, le va a costar un huevo y la yema del otro ir haciéndose a la idea XDDD

    Un abrazote

    Jose

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