Nuevos aires

Carlos Barazal, en una de esas entradas tan suyas, cálida, explosiva, escrita a vuelapluma pero con las ideas muy claras, con todos los años de profesión pulsando las teclas, planteaba hoy la pregunta de si el comportamiento del Brawn GP es un espejismo publicitario (legítimo, desde luego) o la constatación de que Ross es perro viejo y ha dado donde había que dar (me apunto).

Y es que una incógnita sobrevuela los resultados conseguidos por la heredera de Honda, estos días, en Montmeló, y surgen las comparaciones y cunde la duda. Y aunque estoy en buena parte de acuerdo con Charly en que Brawn anda a la caza o apalanque de patrocinadores, y aunque me falta Sabre, no es menos cierto que está dando sopas con honda en lo que a las soluciones que debería haber encontrado McLaren se refiere. Vamos, que si Ross llevara la batuta en la de Wocking, a lo peor se nos había helado la sonrisa, y el llavero andaba haciendo de las suyas, con lo que a él le gusta.

Pero no quería hablar de la escudería que manda ahora Whitmarsh, sino de las bondades del vehículo de Ross, porque ha comprendido sus carencias y ha sabido aprovechar sus ventajas. Lo primero de todo, el morro, bajo de narices, comprimiendo el aire a las primeras de cambio para que llegue rápido a tocar los perfiles de los pontones. Estos, lo segundo, en vez de plantear una superficie que rompa el flujo, puesto que ya lo reciben roto, se encargan de repartirlo hacia la zona trasera de forma suavizada y gracias a la generosa inclinación del borde de ataque que surge bajo la abertura de aireación. Detrás, la salida de los tubos de escape no acaba en carrocería (como Force India y McLaren), sino en vano vacío que ayuda a que el calor fluya con dirección al difusor (por convección) y al flap inferior del conjunto del alerón posterior, por simple y llana absorción (mientras los tubos de escape apuntan hacia arriba, la protección superior, liviana y muy ceñida, ayuda a que la inclinación de la carrocería haga el resto).

Es sencillo, porque en la práctica supone aplicar la dinámica de fluidos del ornitorrinco a un complejo que en su salida resulta más elevada. Y han dado en el clavo, o parecen haber dado en él, porque los resultados parecen ratificarlo.

Sintetizando, que Ross y su equipo no han perdido el tiempo. Con una salida de humos elevada como la que proporciona el motor Mercedes, sólo quedaba doblegar la dirección de su escape, y para ello han usado el perfil agudizado de la terminación de los pontones, con una sutil aplicación de lo que puede suponer un hueco en el lugar exacto. Y para que esto fuese posible, había que domarlo al inicio, y nada mejor que la nose más baja de toda la parrilla.

No sé si llegarán lejos, Charly, pero creo sinceramante que han llegado, y que serán copiados.