La mano negra

Nuestro premio Príncipe de Asturias del Deporte 2007, Michael Schumacher, está siendo llamado últimamente y con demasiada asiduidad, por aficionados españoles que diciéndose ferraristas sólo piden al cielo que Fernando Alonso no recale jamás en la santa casa de Maranello.

Y digo que está siendo llamado porque a tenor de su aspecto cuando transita el box, o los aledaños de Ferrari, nadie diría que le apetezca un pimiento que le metan en demasiados fregados, y fregado es éste en el cual se le esgrime como causa definitoria de cuantos portazos al ovetense se le vienen dispensando desde nuestra amada prensa, que no desde La Scuderia.

Schumacher ha demostrado sobradamente su valía, vamos, que apenas necesita presentación. Siete títulos mundiales (pienso que dos le sobran, pero en fin) lo avalan allá por donde pasa. También dice mucho de él su enorme inteligencia, puesta de manifiesto en las abundantes artimañas que nos ha dispensado a lo largo de su carrera, y en los muchos éxitos que ha cosechado para sí mismo y para su equipo, al que, además, ha contribuido a engrandecer y solidificar desde bambalinas, segunda línea, sombra o como prefiráis llamarlo, desde que desembarcó en 1996 de la mano de Jean Todt.

Por tanto, no debería resultarnos extraño que tras su jubilación siga relacionado con Ferrari, bien como asesor, bien como probador, bien como lo que haga menester falta. Aunque cierto es tambien que aunque a nosotros no nos guste un pelo la situación (a mi sencillamente ni me va ni me viene), como a Montezemolo sí que le gusta contar con su consejo en los quehaceres de la casa, nada se puede hacer al respecto.

Dicho esto, lo malo de lo que está sucediendo con tanto traerlo a fregados que le vienen grandes, es que la tontería se está propagando como la peste; y conociendo el percal, y cómo las gasta Internet con los bulos, a poco que no se ponga un poco de freno al asunto, lo de que Schumacher ejerce de mano negra contra nuestro compatriota va a acabar sentando cátedra y encontrando hueco honorífico en la historia moderna de la F1.

No voy a aburriros con infinidad de anécdotas que refieren que Fernando y Michael se llevaban mal en la pista, porque de sobra las conocéis. Tampoco pretendo hacerlo rescatando otras que demuestran que desde 2006, momento en que el alemán dejó de estar en activo, los dos son incluso amigos, hasta el punto de que en la obtención del título Príncipe de Asturias del Deporte, tuvo que ver mucho el entorno del asturiano. Menos aún traer a colación enfrentamientos aparentemente irresolubles entre pilotos que encontraron aguas calmas en cuanto dejaron de verse por los retrovisores…

No, hoy sólo pretendo hacer una sencilla reflexión. Si el poder de Michael es tan grande ahora que ha dejado de competir, es de suponer que mientras lo hacía era aún mayor, y en tal caso, si su larga mano llega en la actualidad tan lejos como para vetar a Fernando a la espera de que llegue Vettel, cómo es posible que cuando tenía más poder apostara por la continuidad de Felipe Massa y la contratación de Kimi Raikkonen, cuando la misma afición bobalicona que lo tilda de mano negra para defender la no entrada de Alonso en Ferrari, se está ciscando en los muertos de la actual plantilla de pilotos, tachándola de inadecuada mientras espera paciente un recambio que como poco llegará en 2011.

Y que conste que lo dicho vale también para aquellos que no siendo ferraristas acusan al alemán de lo mismo, porque al paso que va la burra, la Ferrari que va a dejar el Kaiser no la va a reconocer ni la madre que la parió.

¡A mi que me lo expliquen, que no lo entiendo!