lunes, 27 de octubre de 2025

Gran Premio de Azerbaiyán


Después de una clasificación plagada de banderas rojas, que nos regaló una McLaren muy alejada de sus estándares y a Sáinz ocupando la segunda posición de parrilla —inmediatamente detrás de Verstappen, quien obtuvo la pole con la precisión de un bisturí—, el Gran Premio de Azerbaiyán parecía venir cargadito en plan saco de Papá Noel, pero la realidad se impuso, y, de nuevo, otra vez, como de costumbre, la carrera se fue volviendo un tostón insufrible mientras los coches daban vueltas al circuito de Bakú desplegando en él todo su colorido.

¡El viento! Bueno, se habló mucho del viento como causante de la cascada de problemillas que sufrieron los integrantes de la parrilla en la capital azerí, pero, como viene siendo habitual, se apuntó al viento por no señalar que el trazado sigue sin ofrecer las condiciones adecuadas para que monoplazas tan grandotes y delicados circulen de manera óptima por sus calles. 

Quizás hubo más influencia del aire que otras veces, pero como casi dos tercios del recorrido discurren entre protecciones (vilmente encajonado), en nada Bakú se llenó de turbulencias a ras de suelo que inutilizaron en la práctica las bondades de los fondos curvados, como pudimos observar en el trastazo de Oscar Piastri en la vuelta 1, y, bueno, con un agarre aerodinámico bastante juguetón hubo que tirar de pericia al volante, gomas y agarre mecánico, a la vieja usanza, con lo que el asunto se volvió un poco lotería porque nuestros F1 no se desenvuelven bien así.

El zambombazo del piloto australiano originó la salida tempranera del Safety Car, y, en el reinicio, quien más y quien menos se tomó las cosas con mayor cautela que al inicio natural de la prueba. Había que sobrevivir a los 47 giros que quedaban para ver la ajedrezada, y lo mejor para ello fue levantar un poco el pie del acelerador, tal vez no tanto como Lando Norris, que las pasó francamente mal navegando en aire sucio, pero sí lo suficiente como para que la media de velocidad se acercara a los rangos de 2022, cuando estrenamos normativa y el porpoising andaba desatado haciendo de las suyas.

No me extiendo porque tampoco hace mucha falta. Max dominó la carrera de cabo a rabo y Carlos acabó cediendo plaza ante un George Russell al que por fin le salió un fin de semana como Dios manda. Total, El holandés cruzó primero la meta seguido por el británico y el español en tercera posición, con Antonelli ocupando la cuarta. Ferrari hizo agua, McLaren sólo rascó 6 puntos, y colorín colorado, que decía aquél.

Os leo.

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