miércoles, 9 de octubre de 2024

Un albero di trenta piani


Las noticias que van surgiendo del seno de Milton Keynes apuntan a recuperación a partir de Austin. Verstappen ha jugado bastante bien sus cartas mientras el horizonte pintaba pardo profundo, negro zaino, áspero como el color de la esperanza de quien lo da todo por perdido y sabe que cuando se abra la puerta de la celda, al despuntar el alba, lo arrastrarán al paredón del cementerio para que varias rosas rojas broten de su pecho.

El holandés ha hecho lo que tenía que hacer, ni más ni menos, a pesar de que su esfuerzo haya sabido a poco a los nuevos exquisitos. Aguantar mientras daba tiempo a que llegasen los refuerzos y Checo despierte, brindárselo a quien lo llamó para ser el número 1 y lo ha dejado vendido en un verano interminable. Muchas temporadas se escribieron así aunque los chiquillos no las recuerden ni sean trendy en Tik-Tok o Youtube —será por eso.

El caso es que como el RB20 empiece a chutar, Domenicali se puede ir metiendo su recomendación a Horner por donde amargan los pepinos [La migraña]. 

El hijo de Jos no es de los que perdonan ni hacen rehenes, está herido en su amor propio y, con máquina, va a ir a por todas, lo que de toda la vida viene siendo la Fórmula 1: el mejor conductor sobre el mejor vehículo y con el mejor equipo detrás. Obviamente se sentirán huérfanos los que aspiran a ser expertos en esto de la F1 pero siguen llamando fondo plano al suelo curvado. El hambre hace milagros, y ruego a Dios que podamos comprobarlo en las citas que quedan, porque como Max ha habido muy pocos y supondría un completo desperdicio que lo volvamos a dejar pasar porque lo dicta la Autosport.

Os leo.

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