No me creeréis, pero no estaba nada tranquilo hasta hace un ratito, cuando he comenzado a percibir que hay meneo a cuenta del Gran Premio de los Estados Unidos. No sé, en el peor escenario había llegado a pensar que estas mini vacaciones eran la excusa perfecta para que Liberty Media se marchara dejándonos la cuenta sin abonar, para que la pagásemos nosotros, vamos.
Los simpa, de sin pagar pero respetando las reglas de ortografía, ya que antes de una be o una pe siempre toca una eme...
Ya me he liado otra vez. Decía que, los simpa, siendo en sí una cultura legendaria, tuvieron su gran momentazo en el Bilbao de finales de los noventa y comienzos de siglo. Conocí dos casos, ambos pertenecientes a linajes simpa de rancio abolengo cuyo apellido y blasón debo ocultar por razones obvias.
Uno era capaz de pedirse una ración de mollejas de ternera y otra de champiñones al ajillo con el café con leche porque no había cenado (sic), que luego sufragabas tú cuando desaparecía con la urgencia del soldado, y eso que te habías pedido el café a pelo por aquello de controlar el gasto corriente. El otro trabajaba en manada, es decir, no era un simpa solitario a lo canis lupus de Rodríguez de la Fuente. Venía con séquito, tres adláteres, cuatro, a veces alguno más, y que me parta un rayo si miento, que cuando habían desayunado se iban retirando furtivamente hasta que quedaba el líder y te decía mirando la nota: esto os lo dejo a vosotros, o tú si era el caso de que no había nadie más contigo.
No os distraigo más, que podría, porque, aunque no lo creáis, he dado muchas vueltas a este mismo asunto estos días. ¿Y si la Fórmula 1 no volvía? No, ¡vuelve este próximo fin de semana! ¡Qué alivio!
Os leo.
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