Abrimos fuego con un fragmento de la fotografía Café en Avenida de Mayo de Eugene Vernon Harris, para instalarnos mejor en la Argentina de mediados de siglo pasado que visita el último libro de Edgardo S. Berg, un trabajo al que he aludido como ensayo las veces que he hablado de él en Nürbu, porque analiza la realidad que toca con profusión de datos y referencias, bonitas instantáneas y una perspectiva razonablemente neutra, al menos hasta donde le es posible al autor marplatense.
La Fórmula 1 de Perón, Fangio y después... (Autoedición digital, Mar del Plata febrero de 2024), no es una obra narrativa al uso sobre competición, es decir, no habla sólo de carreras, pues se sirve del deporte para acercarnos a la historia política del país austral y sus esfuerzos industriales, de modernización y revitalización social, desde finales de los cuarenta hasta prácticamente 1960.
En este sentido, el viaje propuesto va cobrando sentido conforme avanza en el tiempo y las piezas encajan, lo que inclina a una lectura reposada pues hay numerosas claves que pueden pasar desapercibidas si no prestamos la suficiente atención.
Así las cosas, si el automovilismo deportivo hace de cabo guía del texto, la figura de Juan Manuel Fangio emerge para convertirse en el auténtico hilo conductor, ya que su figura trascendió las fronteras y se convirtió, durante aquella época, en la Marca Argentina por excelencia, incluso por encima de lo que significaron Carlos Gardel y el tango en la década de los treinta.
Obviamente no voy a destriparlo, eso sí, os animo a adquirirlo y leerlo [Google Books] porque supone una bonita oportunidad para conocer un paisaje casi olvidado, o irreconocible ahora —de ahí la pertinencia de la imagen cosmopolita de Harris en la apertura gráfica de esta entrada—, aplicable a otros países y entornos, en el que lo importante no son las personalidades que lo habitan, ni siquiera los protagonistas a ambos lados del Atlántico y Estados Unidos que ayudaron a dibujarlo, sino el propio movimiento transformador que hace de la Argentina de finales de los cincuenta un lugar muy diferente a la Argentina de diez años antes, que, a través de la evolución de la Fórmula 1 de aquellos años, se comprende bastante mejor.
Os leo.
Hola Josete, has reflejado exactamente lo que quise traducir de los hechos al papel. No podría agregarle una coma a tus palabras. Solo queda darte unas gracias gigantes. Enorme abrazo, Edgardo
ResponderEliminarSigue escribiendo como lo haces, Edgard, que yo continuaré poniéndote difícil que me cambies una coma cuando hable de tu trabajo. Abrazo gigante, pitufo, y cuídame a las niñas ;)
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