Decía hace siete meses que «en conjunto, Maranello cuenta con una pareja mentalmente más fuerte que Mercedes AMG, y que ésta es (era) la razón por la que sitúo a Ferrari segunda al terminar el Mundial 2024 en Abu Dhabi» [Sí, pero... (Ferrari)]. El panorama dibujado entonces vale ahora mismo, aunque esto no impide ciscarse en lo que no está escrito porque nuestro amigo Vasseur se haya convertido en rehén de sí mismo y sus idioteces, por voluntad propia, llevando a La Scuderia a una anómala situación en la que ni ha querido aprovechar la extrema debilidad de Red Bull durante el verano ni ha movido un dedo por empañar el despegue de McLaren.
Intuyo que, como trasfondo, está eso de mantener la rossa bajo mínimos para vender el desembarco de Hamilton como un Risorgimento mientras se suaviza el perfil de Il Predestinato, evitando así que el monegasco se vuelva impertinente ante la llegada del GOAT, pero el caso es que a Charles Maranello le debe al menos la de 2022, y esta parte es la que más cruje del actual escenario.
El SF24 va lo suficientemente bien como para exigir algo más al conjunto de pilotos y máquina, y es que el problema sigue estando en las decisiones, la estrategia y el muro, algo a lo que se debería haber pasado página con la salida de Mattia Binotto y la llegada de Frédéric Vasseur el año pasado.
Ferrari acabará tercera este Mundial, como si lo viera. Se ha establecido un guión, demasiado ridículo para mi gusto, y a todas luces resulta más productivo sacrificar de nuevo a Leclerc que hacer lo que los tifosi esperábamos.
Os leo.
La primera vez en mi vida que veo mantas térmicas fallucas... y tenía que ser en Ferrari. Leclerc se clasifica como puede en Singapur y bastante hizo, teniendo el ritmo más rápido de todos, porque lo normal era acabar como Carlos, con ruedas a menos de un 50% de su temperatura óptima. Un aire a cuando a Charles le metieron duras más frías que el hielo en Bakú 2019, cuando estaba arrasando. De todas maneras, a Charles lo llevan jodiendo desde Bahrein 2019 y hasta la propia FIA le robó una victoria en Austria al no sancionar a Max. Pero como es un cabeza de chorlito y no tiene a daddy establishment, pues ni su equipo le respeta. Tiene el cariño de los tifosi y de las redes, pero ese puñetazo "schumacheresco" o "fernandesco" no lo dará porque le falta tanto carácter como le sobra velocidad. Por eso Ferrari hace lo que quiere con él, como engañarlo en la renovación (se ha sabido que le dijeron que renovaría Carlos, que es lo que él pidió). Ahora bien, podrán ponerle palos en las ruedas, y la prensa británica lo va a acribillar, pero su balance contra el ganador de las 500 Millas de Indy es de 17-4 qualy, 12-8 carrera (siendo novato); contra un tetracampeón con el equipo a su mando, 25-13 qualy, 20-16 carrera; contra Carlos Sainz (que previamente se merendó a Norris), 56-27 qualy y 50-32 carrera. Maquillarán su apuesta con sucesos extraños en el coche 16, venderán su merchandising y demás, pero al final del año Lewis querrá volver a McLaren.
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