Suele pasar. Checo se ha esnafrado en Q1 provocando bandera roja, los Ferrari continúan a su bola, y Russell se ha visto apuñalado por Valtteri Bottas sacándose de la manga un pase a la Q2 que todavía nadie sabe explicar, y de los seis grandes sólo han quedado dos para oponerse a la de Woking, bueno, uno, que Lewis tampoco ha firmado una clasificación como para sacar pecho...
Lando, Oscar y Max, y por este orden, y detrás la nada, que decía aquél. Sáinz haciendo de tripas corazón pero a cuatro décimas y media de Norris. Vale que Hungaro, incluso remozado, sigue siendo una ratonera, pero que me maten si dos especialistas en vuelta lanzada como Hamilton y Leclerc no han sido capaces de pasar de meros comparsas de una actuación papaya que, a mi modo de ver, habla más de las carencias de la parrilla que de esa supuesta excelencia británica que sólo destaca cuando no hay nadie que oponga resistencia.
Os leo.
Leclerc no ha podido dar la segunda vuelta lanzada gracias al ingenio de su equipo, que lo ha dejado sin tiempo. En la única que dio, batió a Carlos y puso al Ferrari arriba.
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